Español, un idioma que no tiene techo
El Instituto Cervantes presentó ayer su informe anual, en el que cifra los hispanohablantes actuales en 572 millones y estima que lleguen a 754 en 2050.
El Instituto Cervantes presentó ayer su informe anual, en el que cifra los hispanohablantes actuales en 572 millones y estima que lleguen a 754 en 2050.
Lo primero, ¿entre español o castellano? «Español», contesta David Fernández Vítores: «Somos panhispánicos y ya no deberíamos hablar de castellano, aunque también se pueda llamar así. Lo que hay que quitarse de encima es la visión centralista de un idioma, del que, además, no somos el primer país en número de hablantes». Él, profesor de Filología de la Universidad de Alcalá, es el autor del estudio sobre la situación de la lengua en el anuario «El español en el mundo», presentado ayer por el Instituto Cervantes. Estudio en el que sobresalen los más de 572 millones de personas que emplean nuestra lengua: 477,6 millones de hablantes nativos –5 millones más que el año pasado–, 73,7 millones con un dominio limitado y 21,2 millones de estudiantes de ésta como lengua extranjera.
Así, y con las proyecciones de Naciones Unidas como base de las estimaciones, se espera que a mediados de siglo, el español alcance los 754 millones de usuarios «por el crecimiento demográfico de los países donde es lengua oficial y por el incremento de hablantes en Estados Unidos», explica el informe. Una cifra que, traducida en porcentajes, se prevé que se mantenga en un inalterable 7,8% del total mundial, exactamente el mismo que ahora y punto destacado al compararlo con las otras dos potencias del sector, el inglés y el chino mandarín, que descenderán en presencia para entonces. «Todos los datos tienen sus más y sus menos, pero estos vienen motivados por unas tendencias invertidas en las que los motores de la población mundial no serán los mismos que ahora y se cederá el testigo a zonas como la India o el sur del Sáhara», comenta Fernández Vítores.
Lucha franco-china
También positivas son las conclusiones que arroja la clasificación de «lenguas maternas», en la que solo el chino mandarín –con 950 millones– es el único habla por encima del español –con los ya citados 477,6 millones–. Son precisamente estos dos idiomas los que se disputan, junto al francés, el segundo puesto de otro «ranking», el de «más estudiados», cuyo líder indiscutible es el inglés. Es precisamente en Estados Unidos y en el Reino Unido donde el español cobra una especial importancia: mientras los británicos perciben nuestra lengua como «la extranjera más importante para el futuro», dicho por el British Council; EE UU cuenta a día de hoy con 43 millones de hablantes nativos –más otros 15 con competencia limitada– y espera a que llegue 2060 para convertirse, con el 28,6% del total su población, en el segundo país con más hispanohablantes después de México, nación que lidera la lista actual con 120 millones de usuarios nativos –Colombia (48,8) y Argentina (43) le siguen–. Sin salir de Norteamérica, el anuario destaca el español como el idioma más estudiado en todos los niveles de enseñanza y hace hincapié en una universidad en la que los alumnos matriculados en cursos en español superan al total de estudiantes inscritos en otras lenguas. Números que «invitan a reflexionar», dice Juan Manuel Bonet –director del Instituto Cervantes–: «EE UU representa casi el mismo número que España y, por eso, creemos muy importante el vínculo transatlántico», continúa.
En el mundo digital, la línea se mantiene y la presencia del español es notable, siendo el tercer idioma más utilizado, dominado por el 7,7% de los internautas, y con una multiplicación exponencial de la presencia en webs del 1.400% –de 2000 a 2016–. Alcanzando el segundo lugar en redes como Facebook y Twitter.
Son todas ellas cifras del bloque firmado por Fernández Vítores de «El español en el mundo». Tras él, se completa el volumen –editado también en formato digital por primera vez– con «La iberoamericanización del español», «trabajamos codo con codo con instituciones de Colombia, Argentina, Perú...», apunta Bonet; «La difusión del español en la era de la digitalización»; y un último apartado en el que se analiza la presencia del Cervantes en el mundo.
Pero no todo puede ser positivo y tanto Fernández Vítores como Bonet reconocen una pequeña «asignatura pendiente», define el primero: el ámbito científico, «donde el monopolio del inglés es total. Veremos qué se puede hacer de aquí a diez años», apuesta el director del Instituto.