La niña «Maldita» de Palahniuk
Otra novela más del prolífico y terrible escritor americano Chuck Palahniuk (Washington, 1962), quien, catorce libros después de su estreno en 1996 con «El club de la lucha» –la novela, adaptada exitosamente al cine, que más fama le ha ganado–, presenta ahora «Maldita», la continuación de su novela anterior, «Condenada», en la que ofrece el paisaje de un mundo contemporáneo que resulta tan infernal y salvaje como aterrador. Madison, adolescente compleja y complicada de trece años y con algo de sobrepeso, es la narradora de esta novela alocada del norteamericano. Una chica maldita que se define como una «cerdita, una cochinita rechoncha» y cuya particularidad más asombrosa es que no está ni viva ni muerta porque, al fin y al cabo, es un fantasma. Pero no se trata de un fantasma cualquiera, dado que ella es una muerta que no ha podido volver al inframundo cuando terminó el día de Halloween y ha quedado atrapada en una especie de purgatorio: el mundo material donde viven los vivos.
Mordaz e irreverente
Desde allí, entonces, y a través de su blog personal, Madison cuenta, sin complejos de culpas y en un tono confesional, todo lo malo que ha hecho en la vida para ser enviada al infierno, sus peleas con el mismísimo demonio y el macabro plan que éste tiene para el mundo de las tinieblas, una suerte de condenación eterna de la que nadie, ni nada, logrará librarse. Mordaz e irreverente, con la obligación constante de escribir novelas que coquetean con lo repugnante y lo divertido, Palahniuk vuelve a mostrar en «Maldita» más de lo mismo: un estilo directo que intenta ser transgresor y una trama que, por momentos, se va por las ramas y se extravía en vaguedades porque tiene una sola intención: hacer un retrato satírico e infernal, por momentos inhumano, de la forma de vida americana para deleite exclusivo de sus fans, que son, parece, legión.