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Nadal, 70 años de buena tinta

larazon

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Es el galardón más antiguo de la literatura española. Un premio que todavía está ligado, en la memoria de casi todos, a aquella pléyade de escritores que emergieron en las décadas de los cuarenta y cincuenta, como Carmen Laforet, Miguel Delibes, Rafael Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute o Ramiro Pinilla (que lo ganó en el año 1960), entre otros novelistas. El Nadal, que se entregará hoy por la noche en Barcelona, forma parte de la vida cultural española desde 1944. «Cumple ahora 70 ediciones. Pero lo más importante es que está vinculado a una serie de autores que están en el canon de nuestra literatura. No me refiero sólo a los primeros novelistas, también a los que lo han obtenido posteriormente: Vila-Sanjuán, Clara Sánchez, Álvaro Pombo... todos ellos han tenido luego una gran recepción de crítica y, también, algunos han conseguido un gran éxito internacional a partir de ganar este premio», comenta el editor Emili Rosales, que se encuentra en el jurado. Él mismo explica el nombre del premio, que para muchos ya está olvidado: «Es por Eugenio Nadal, uno de los iniciadores de la "Revista Destino", de la época de la posguerra. Murió muy joven y cuando ese grupo decidió impulsar la novela en los años cuarenta, resolvieron homenajearle y poner su apellido. Pero de ahí viene. Él era uno de los redactores de esa publicación». Este año se han presentado 231 obras procedentes de España y de Iberoamérica. En esta ocasión, el jurado está formado por Germán Gullón, Lorenzo Silva, Andrés Trapiello, Emili Rosales y Ángela Vallvey. Esta última comenta su experiencia al obtener este reconocimiento en 2002 por «Los estados carenciales». «Para mí fue el mejor momento como escritora. Lo recuerdo con enorme ilusión y cariño. Cada noche que se celebra, lo revivo. Fue un instante extraordinario para mí. Ahora, cuando estoy en el jurado, lo que siento es que sigue manteniéndose su llama, que se pasa el testigo de la literatura de unos a otros. Ojalá, entre todos, podamos mantener viva la ilusión de sus fundadores». Vallvey hace referencia a la fecha tan especial de su entrega: «Es un hito más de la Navidad. Es como la culminación de las fiestas, y, para mí, supone reencontrarme con amigos que no veo en mucho tiempo».

Vocación inicial

El Nadal nació con la intención de fomentar la literatura en la sociedad española posterior a la guerra y descubrir nuevos autores para las letras de nuestro país. «Siempre se ha caracterizado por respaldar la carrera de unos escritores que luego han perdurado. Ahora existen más formas de darte a conocer cuando publicas un libro, pero el Nadal goza de muy buena salud y todavía conserva el privilegio de añadir prestigio a un nombre. Aunque existen otras fórmulas para que los escritores se conozcan, hoy, este premio sí logra que un creador esté en el centro de la atención por motivos literarios», explica Rosales. Para Vallvey, como para Rosales, la clave está en la alta calidad de los textos que llegan al final de la selección. «Esto es lo que ha sucedido a lo largo de las diferentes ediciones. Luego se produce un debate –pero suelen ser cordiales, asegura con humor Rosales–, en el que siempre hay argumentos de consideración literaria. Al terminar, suele haber entre todos un consenso importante».

Una larga tradición femenina

La primera edición del Premio Nadal sorprendió a todos. En contra de lo esperado, el ganador era una persona completamente desconocida. Y, además, mujer. Carmen Laforet (en la foto de la derecha), que presentó el manuscrito de su obra en el último momento, ganó el premio y su obra, «Nada», entró en la literatura con un halo de leyenda que todavía conserva. Ha habido muchas mujeres que posteriormente han ganado el Nadal. Y, hoy, precisamente, una de ellas, Ana María Matute (en la imagen de la izquierda), Premio Cervantes de Literatura, entregará el galardón. Ella, que está escribiendo en la actualidad una nueva novela y que también obtuvo el Planeta en el pasado, representará a todos aquellos escritores que han visto cómo su talento literario fue recompensado en una velada como la de hoy.