«Lorca, la correspondencia personal»: Federico, a través de sí mismo
Autoría: Federico García Lorca. Dirección y dramaturgia: Juan Carlos Rubio. Intérpretes: Gema Matarranz y Alejandro Vera. Teatro Lara, Madrid. Hasta el 25 de junio de 2019.
No paran de sucederse y de simultanearse en las salas teatrales de la capital los montajes relacionados con Federico García Lorca en este año 2019 en el que se conmemora el centenario de su llegada a Madrid. Concebido expresamente para la compañía andaluza Histrión por el director y dramaturgo Juan Carlos Rubio, llega ahora al Lara después de haber recorrido algunos escenarios españoles y cosechado también varios premios, este curiosísimo trabajo de carácter misceláneo que se levanta sobre textos de la más diversa índole escritos por el propio Lorca o muy directamente relacionados con él. Cogiendo de aquí y de allá entre poemas, fragmentos de obras teatrales y cartas enviadas o recibidas por el escritor granadino, Rubio ha construido un espectáculo tan original y delicado como exigente con el espectador, porque no cabe duda de que la estructura fragmentaria de la función, a veces mucho más poética que discursiva, requiere que el público esté predispuesto desde el primer minuto para entrar en el juego teatral que propone el director. Dando saltos con un endiablado ritmo desde el «Romancero gitano» hasta «Poeta en Nueva York», pasando por la «Comedia sin título», por las misivas a su padre desde la Residencia de Estudiantes o por la correspondencia con otros miembros de la Generación del 27, el espectador más atento podrá adivinar el difuminado pero reconocible semblante vital, espiritual, psicológico y artístico de un autor único que descubrió un día esa «cosa terrible», como se recuerda en la función, de que «no he nacido todavía» y de que hay «mil Federicos Garcías Lorcas».
Igual de exigente que se observa con el público se muestra el director con sus actores, Gema Matarranz y Alejandro Vera, que tienen que hacer verdaderas cabriolas interpretativas para conseguir cambiar continuamente de registro y para ir de un lugar a otro sin transición alguna, entrando y saliendo ambos en el personaje de Federico García Lorca e incorporando todos los demás que interactúan en esta obra con él.
LO MEJOR
Es un espectáculo hecho de principio a fin con gran oficio y con mucha honestidad artística
LO PEOR
La ambición dramatúrgica no deja un respiro a la palabra de Lorca para que cale en el espectador