Pablo Heras-Casado, histórico en Bayreuth
Tras un gran éxito en la apertura del Festival, el director hace balance de lo que queda por trabajar
Madrid Creada:
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La humildad la profesa dentro y fuera del foso. Quien conozca la carrera artística de Pablo Heras-Casado –es incluso suficiente tan solo haberse asomado a alguna parte de ella–, será conocedor de su carácter exigente, amable, profesional, sereno. Es, si me permiten, esa pincelada modesta la que, unida a su talento y maestría, hace que sus logros sean, de alguna manera, también los nuestros, los de su público. Y así descolgaba el teléfono ayer: bastante tranquilo, aún habiendo hecho historia en la noche de antes. «Hoy es un día raro, todo va un poco a contrapié después de terminar tardísimo ayer. Estoy con la resaca de la energía y la emoción que sentí, pero todo bien, todo bien», expresaba el director de orquesta a este periódico, sin escapar de la certeza de que lo que ocurrió el pasado martes en el Festival de Bayreuth fue un éxito rotundo. Ya habíamos de felicitar a Heras-Casado antes de esa función, pues se convertía en el primer director español en inaugurar un certamen de tal magnitud. Y lo hizo con una obra nada fácil, y nada menos que del mismo compositor que fundó el festival en 1876: Richard Wagner. Heras-Casado se atrevió con «Parsifal», una obra «compuesta especialmente para este teatro (el de Festspielhaus) al final de la vida del compositor. Era una responsabilidad tremenda y, además, se retransmitió en directo para 25 cadenas de radio de todo el mundo, y también en ‘‘streaming’’». Las expectativas eran altas, y afortunadamente se superaron con creces. El éxito, asegura el director, «fue bastante evidente».
Descolgaba el teléfono, por tanto, la mañana siguiente a la inauguración, «bastante satisfecho. Primero, porque mi equipo, artístico y humano, es descomunal. La orquesta, el coro, los solistas... toda la producción ha sido un proceso intenso y extenso. Empezamos a ensayar a principios de junio, y hasta el estreno todos hemos trabajado con serenidad y confianza. Independientemente del juicio del público y de la crítica, estábamos conectados y eso, a título personal e íntimo, es una satisfacción grande», aseguraba el director granadino. A ello, se le une que el de Bayreuth es un público exigente, el cual vitoreó y aplaudió sin descanso el trabajo de Heras-Casado y equipo al final de la cita.
«Estoy contento de que el público lo juzgara tan bien. Todos los artistas que están a mi cargo lo dieron todo, porque es una obra con una dimensión tremenda, a la que tienes que tener muchísimo respeto, sobre todo en este templo wagneriano», afirmaba el director. Por tanto, define lo del martes como «un acercamiento con toda la humildad a ‘‘Parsifal’’, intentando tener respeto a Wagner, que es la razón por la que todos estamos aquí». Una noche, por tanto, de emociones, retos y «Parsifal», que no es poco, y en la que quedó una divertida imagen para el recuerdo, y es la de un Heras-Casado visiblemente alegre y sujetando varias camisetas. Lo recuerda como «una anécdota», que demuestra «el ambiente fantástico que hay entre las secciones de cuerda de la orquesta de Bayreuth». Cuenta cómo los primeros violines, los segundos o las violas, le entregaron varias camisetas, de cada sección, que se fue poniendo en los descansos de cada acto. Un obsequio «que es como hacerte miembro honorario de su sección, es como una especie de homenaje. Fue algo que celebramos de una manera muy bonita, por la conexión tan estupenda que tenía con los músicos, que me quisieron aceptar entre ellos».
No obstante, esto fue solo el inicio: aún quedan 6 funciones de este «Parsifal» con dirección de escena de Jay Scheib,la última es el 27 de agosto. «Cada función es importante en sí misma», advierte Heras-Casado, «el estreno tiene un significado muy importante, porque es la apertura del festival, y es donde se pone el foco y la atención, pero aún queda trabajo». Por ello, sigue, aunque resacoso de un estreno de tal envergadura, concentrado en el trabajo que le queda por delante, siempre «buscando servir la partitura de Wagner, intentar crear un momento único, irrepetible y diferente en cada función. Cada vez que me sumerja en el foso, intentaremos ahondar cada vez más en la partitura y la música maravillosa de Wagner», asegura el director de orquesta, consciente de que ha hecho historia, y llevándolo con serenidad y orgullo. «Si esto puede contribuir a la historia de la cultura española, para mí sería una gran satisfacción, porque para mí es muy importante poner por bandera mis raíces», continúa, «hay una gran cantidad de directores que históricamente han dirigido este festival, que son grandes nombres, y es un honor formar parte de una lista tan selecta».