Sofía Escobar: «Los teatros tienen siempre algo de fantasmagórico»
Encarna a Mary en «El médico», un musical basado en el bestseller de Noah Gordon y en cartel en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid.
Encarna a Mary en «El médico», un musical basado en el bestseller de Noah Gordon y en cartel en el Teatro Nuevo Apolo de Madrid.
- e sube el telón y suena uno de los libros más vendidos del mundo. Son letras convertidas en música, una simbiosis entre ojos y oídos, un sueño hecho realidad. «El médico» está basado en el famoso bestseller de Noah Gordon, que dio su beneplácito a Iván Macías –compositor y director musical del proyecto– tras sentir cómo el vello de su piel se erizaba con cada extracto de la partitura. Es ésta una superproducción «made in Spain» que cuenta la historia del pequeño Rob J. Cole, un joven huérfano capaz de predecir la muerte que recorre Inglaterra mientras descubre la vida. Cruzando el desierto en una caravana conoce a Mary, encarnada por Sofía Escobar, una actriz y cantante portuguesa que protagonizó «El fantasma de la ópera», y que en «Aladdín» puso voz a Jasmin. Entusiasmada con este musical, la artista lo sitúa a la altura de las más ilustres y exitosas representaciones del teatro musical en el mundo.
–¿Es el de «El médico» un texto que suena?
–Sí, desde luego. Iván Macías y Félix Amador han transformado la novela en un musical. Lo primero que me enamoró del proyecto fue escuchar la música. Es emocionante, suena muy bonito.
–¿A qué?
–Al viaje de alguien que tiene un sueño difícil de lograr. Suena a cumplir sueños, y todos nos podemos identificar con eso.
–¿Cuál es el secreto para convertir una novela en un musical?
–Tener un equipo con mucho talento y una gran sensibilidad para transformar palabras en música.
–¿Qué es más sencillo, ponerle música a las letras o letras a la música?
–Las dos cosas resultan bastante complicadas. Cuando escucho un trabajo como éste hecho de una manera tan magistral, la verdad es que lo admiro mucho como cantante.
–Usted también es actriz...
–Empecé a hacer teatro con 12 años y más tarde me entraron muchas ganas de cantar. Al final me enamoré del teatro musical, un arte que reúne las dos facetas y del que tengo la suerte de poder vivir.
–Pero este musical, ¿hay que oírlo o leerlo?
–Ambas cosas. Incluso quienes no hayan leído el libro lo disfrutarán mucho. Por su parte, los fans de la novela nos dicen que es muy fiel y que está muy bien adaptada.
–¿Oyéndolo no pierde esencia?
–¡Qué va! La música es un lenguaje universal que siempre inyecta una carga emocional a las palabras. Quienes hayan leído la novela vendrán con una idea preconcebida, porque cuando leemos imaginamos las cosas de una manera distinta. Cuando yo leo un libro que me gusta mucho creo imágenes en mi cabeza diferentes a las del lector de al lado.
–¿Y cuántas veces ha leído este libro?
–Por lo menos, tres. La primera, como lectora normal. Las otras, subrayando y buscando matices específicos de Mary. Y a lo mejor en unos meses me lo vuelvo a leer (risas).
–15.000 kg de escenografía giratoria y automatizada, 41 actores en escena, 20 músicos en directo y más de 4 millones de inversión. ¿Es una industria rentable?
–Si está bien hecho, por supuesto. Mira los grandes musicales de Londres y Nueva York. Las obras buenas dan dinero, como «Los miserables» o «El fantasma de la ópera», donde estuve tres años y medio. Y, personalmente, veo a «El médico» al nivel de los más grandes. Para ganar dinero, las obras deben dirigirse a todos los públicos, tener una historia capaz de emocionar y cautivar, una coreografía bien construida, y un equipo con talento.
–Madrid ha acogido el estreno mundial...
–Sí, y yo ya tengo algo de madrileña. Me encanta ese orgullo y esa manera de pensar tan positiva y necesaria para hacer las grandes cosas en la vida. Tenemos que creer en nosotros mismos.
–Si usted pudiera predecir la muerte, como su pareja en el espectáculo...
–(Piensa mucho) Le sacaría otro sabor a la vida. La gente que ha estado cerca de la muerte vive de manera distinta, con más intensidad.
–¿Continúa habiendo fantasmas en la ópera?
–(Risas) Siempre hay algo fantasmagórico en los teatros, esa parte mística de los artistas.
–En «Aladdín» puso la voz cantada a Jasmin. Si se encontrara con la lámpara mágica, ¿qué tres deseos pediría?
–El primero, un mundo más justo, sobre todo para los niños. El segundo, que «El médico» fuera un brutal éxito. Y el tercero (piensa), que me dejara pedir otros tres (risas).
–¿Cree en la magia?
–Sí, mucho. Está presente en la naturaleza, en la vida cotidiana... Y en este espectáculo.
–¿Qué le gustaría hacer por arte de magia?
–Teletransportarme, porque de vez en cuando me apetece mucho volver a mi casa, a Portugal.