Música
The New Raemon, volver a nacer
El músico publica «Una canción de cuna entre tempestades», un disco marcado por su reciente paternidad y el entorno social
El músico publica «Una canción de cuna entre tempestades», un disco marcado por su reciente paternidad y el entorno social.
Mientras escribía su nuevo disco, Ramón Rodríguez, alias The New Raemon, paseaba con su hijo recién nacido. A sus 42 años, dos décadas después de haber sido padre (de dos chicas que son tan buenas músicos como él en Mourn), ha vuelto a vivir la experiencia de la paternidad, de comunicarse con su yo primitivo, su naturaleza. Acaba de publicar «Una canción de cuna entre tempestades», nacido de la experiencia de comunicarse hoy en día: «Parte del mensaje del disco trata sobre jugar con las realidades, con la paradoja de que estamos en la época más avanzada de la civilización y nos podemos comunicar con cualquiera en cualquier momento, pero hay más malentendidos y follón que nunca. Y existe una perversión del lenguaje que ha surgido en el contexto digital muy alucinante. Y todo es por el odio que hay. Entras en Twitter y es algo fuera de lo normal. Yo no hago nada más que saludar y promocionar mis conciertos», explica Rodríguez.
El ruido social
Es una buena metáfora la de la nana en la tormenta. «Claro, ambos mundos coexisten. A mi hijo no le molesta todo ese ruido, él no ve la estructura. Pero, ¿y si la estructura tan fantástica que nos hemos creado es una birria? ¿Y si cohibir esa forma de mirar más ingenua no se te permite? Nosotros los adultos nos sentimos de vuelta de todo pero en realidad no tenemos ni idea de nada. Esa imagen me inspiró y por eso hay más naturaleza y montañas y árboles en las canciones, porque es lo que veo con mi hijo. Paso mucho tiempo con él. Y me lo paso bien, yo aprendo más de él que viceversa. Ves esa pureza y es sorprendente. Pero estamos distraídos con tanta movida que no es importante. ¿Y qué pasa si te quedas tres horas mirando un árbol? ¿por qué no?», se pregunta.
La experiencia del disco ha supuesto una lección de humildad para su creador. «Te reencuentras contigo mismo, con tu génesis, porque no has dejado de ser ese niño aunque tengas más años encima. Sigues conservando esos momentos del día. Esa esencia está ahí, pero la sociedad te endurece y te anestesia. Todo el mundo está un poco vacunado contra la emoción de la infancia y en el contexto de internet todo el mundo es novelista, músico o pintor: «''Esto es una mierda''.
–dice cualquiera–. Hombre, ¿y tú qué has hecho? Hay una sobrada global en las redes. Yo hablo con compañeros y en el fondo somos conscientes de que a nadie le importa un pepino lo que hacemos. Creas una canción –prosigue– porque el ejercicio te gusta en sí mismo y de la nada haces un disco, pero ya está. No se trata de algo trascendental, aunque te pueda emocionar, porque no te hace mejor ni peor que nadie. Y sin embargo, hay quien, solo como oyente, censura a un artista y no lo entiendo».
Pero peor son los propios artistas con sus compañeros. «Mira, yo estoy en una tierra de nadie que ni es ''indie'' ni es ''mainstream'' y conozco a más gente de este segundo mundo que del primero. Y resulta que los más humildes que he conocido son los que venden millones de discos como Dani Martín o Mikel Erentxun, y, bueno, cuando eres joven, pues está bien creer en tu bandera, pero con 40 años... es una adolescencia no superada», comenta. «Y luego está la cosa de hacer exhibición del triunfo: hoy dice que ha agotado las entrada hasta el que toca en comedores», bromea. Seguramente, The New Raemon se merece más éxito, pero... «estoy satisfecho con hacer discos, es lo que me importa. Y cuando he tenido un poco más dé éxito, no te lo creerás, pero lo he llevado mal. Lo que busco es algo que tenga sentido».