El Alavés y el Atlético se estaban anulando. Dominaba el equipo del Cholo, pero sin ocasiones; y no lograba el conjunto vitoriano amenazar a Oblak. Pero en una pérdida, la pelota le llegó a Luis Suárez, que se la dio a Llorente para que arrancara la moto. Poco importó que lo agarraran. Él siguió y chutó desde el borde del área, donde se favoreció de un rebote en Laguardia para conseguir el 0-1. Tuvo suerte, pero la buscó un jugador que desde el año pasado no para de crecer.