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“Más que olímpicas”, las mujeres que han marcado los Juegos

Paloma del Río y Juan Manuel Surroca recorren la historia del olimpismo a través de las pioneras, las heroínas y las mujeres más destacadas en la historia de los Juegos Olímpicos

Portada de "Más que olímpicas"
Portada de "Más que olímpicas"Editorial Cúpula

Los Juegos Olímpicos son un espacio de igualdad, quince días de irrealidad en los que las mujeres deportistas tienen la misma repercusión mediática y el mismo reconocimiento que sus compañeros hombres. Pero no siempre ha sido así y no lo es desde hace tanto tiempo.

Paloma del Río, una de las voces más reconocidas del olimpismo en Televisión Española, y Juan Manuel Surroca, un histórico de Radio Nacional, recorren en “Más que olímpicas” (Editorial Cúpula) los tiempos en los que no era tan sencillo que una mujer participara en los Juegos Olímpicos.

El subtítulo, “Mujeres que dejaron huella más allá del deporte”, explica claramente el sentido de la obra. Un libro muy documentado que permite conocer no sólo a mujeres desconocidas que hicieron mucho por la incorporación de la mujer en igualdad a la práctica y a la gestión deportiva sino consultar también la participación todas las españolas que han competido en los Juegos hasta llegar a Tokio 2020.

Por las páginas del libro desfilan nombres de estrellas recientes, como las prologuistas Ona Carbonell y Teresa Perales. Cuando se publicó el libro, y menos aún cuando escribió el prólogo, Ona aún no sabía que no podría viajar con su hijo a Tokio, una muestra más de que las dificultades añadidas para llegar a los Juegos que padecen las mujeres aún no se han superado del todo.

Pero hay otras figuras más desconocidas que Del Río y Surroca ayudan a hacer más cercanas. Charlotte Cooper, por ejemplo, que fue la primera campeona olímpica. Fue en tenis en los Juegos de París 1900. Sólo eran 23 las participantes en aquellos Juegos representadas en deportes que se podía permitir practicar a las señoritas de entonces: tenis y golf. Además, había participantes aisladas en vela, hípica y croquet. Cooper, además de las dificultades que entrañaba para una mujer llegar a los Juegos consiguió que su sordera no le impidiera ser una consistente y repetirtiva ganadora.

Es sólo un ejemplo de las curiosidades que se pueden encontrar en “Más que olímpicas”, que dedica también su espacio a dirigentes como Anita DeFranz, la primera vicepresidenta en la historia del COI, aunque no la primera mujer miembro del Comité Ejecutivo del Comité Olímpico Internacional. Ese honor corresponde a Flor Isava-Fonseca y Pirjo Haggman. Aunque tiene un lugar destacado en la historia del movimiento olímpico la mujer que consiguió mantenerlo a salvo de los nazis, Lydia Zanchi.

El tenis también fue el deporte que introdujo a las españolas en los Juegos Olímpicos. Lilí Álvarez y Rosa Torras fueron las primeras, aunque hubo que esperar hasta 1924. Ellas fueron las primeras, pero han sido muchas las que llegaron después hasta conseguir que en las últimas ediciones de los Juegos hayan aportado más medallas las mujeres que los hombres al deporte español.

Por estas páginas desfilan, por ejemplo, la primera olímpica madre de olímpica, pioneras en diversos deportes y estrellas olímpicas y paralímpicas. Y gestoras como Marisol Casado. Todo fruto de un exhaustivo trabajo de documentación que permite al lector conocer a las heroínas escondidas, desconocidas o no tanto de la historia de los Juegos. Y también un reconocimiento para algunos hombres, como Juan Antonio Samaranch, que supo ver la importancia de la presencia femenina en los Juegos y le dio impulso.