Barcelona
111-108. El Barcelona resucitó
Derrota al Real Madrid, el gran favorito al título, después de dos prórrogas en un partido frenético
El Barcelona es el primer semifinalista de la Copa del Rey de baloncesto, que se disputa en Vitoria, al derrotar hoy por 111-108 (49-47/77-77/93-93) al Real Madrid tras dos prórrogas en el primer duelo de cuartos.
La leyenda de la Copa tiene otro capítulo escrito con mayúsculas para orgullo del Barcelona y decepción del Real Madrid. Porque el gran favorito cayó en el estreno y lo hizo después de dos prórrogas que adornaron un partido extraordinario. Lorbek, a falta de menos de un segundo para la conclusión del primer tiempo extra, anotó desde cinco metros y evitó la eliminación culé. La segunda prórroga ratificó lo que había sido el partido. El Barcelona fue más constante; los altibajos castigaron al Real Madrid con un palo mayúsculo. Un borrón en una temporada que hasta ahora era intachable.
El más feliz al final del partido era Ante Tomic. El pívot, mientras sus compañeros se abrazaban en el centro de la cancha como si no se lo creyeran, corrió como nunca hacia la grada para explotar de alegría con unos aficionados que llevaban la bandera croata. Era la demostración de que había jugado el partido de su vida y más con el rival que tenía enfrente. Tomic salió del Madrid porque se consideraba que su entrega estaba a años de luz de su talento. El Barça lo fichó casi de inmediato y ayer, después de muchas críticas, justificó plenamente su contratación.
Una de las pocas críticas que se puede esgrimir hacia el Real Madrid, la fragilidad en su juego interior, quedó puesta en evidencia por Tomic. Begic y Hettsheimeir fueron dos juveniles en manos del balcánico. Su hoja de servicios fue intachable con 20 puntos, 11 rebotes y cuatro tapones. Después de estar desaparecido en la primera parte, de recordar al jugador que desquiciaba a todos en el Madrid, apareció en la segunda. Mandó por dentro con una variedad de recursos de la que pocos pueden presumir. De su calidad en ataque nadie dudaba, pero es que bajo su aro resultó también determinante.
No fue el único jugador del Bar-ça que asumió responsabilidades en ausencia de Navarro. Con Rudy y Juan Carlos lejos de su plenitud física, el Barcelona pierde, o perdía, mucho más que el Real Madrid. La influencia en el juego del azulgrana no la había disimulado nadie entre los suyos hasta ahora. Huertas y Mickeal se encargaron de suplir a la estrella, que en el clásico apenas pasó de ser una simple figura decorativa. Navarro no estuvo en los minutos importantes, que fueron muchos. Huertas (13 puntos y 10 asistencias) se encargó de la dirección y de demostrar que Jasikevicius está para pocas exigencias. El partido de Mickeal fue todavía más meritorio. Es un jugador que históricamente ha hecho mucho daño al Madrid desde la posición de «3». Lo ratificó. A ocho minutos del final del tercer cuarto cometió la cuarta falta, pero no se fue del partido. Después de mantener al Barça antes del descanso, fue igualmente productivo en el tramo final y en las dos prórrogas.
El Madrid nunca se sintió cómodo y así es difícil ganar un partido de esta dimensión. Acostumbrado a llevar el ritmo, a correr a la mínima, a disfrutar jugando... El único que transmitió esa sensación, la habitual esta temporada, fue Sergio Rodríguez. El base resucitó a los suyos con cinco puntos consecutivos y su descaro cuando el partido parecía muerto en el primer tiempo extra (79-85 a 2:30). Acabó con 18 puntos, pero no fue el máximo anotador del Madrid. Llull se fue hasta los 23. La cifra es engañosa porque sus porcentajes fueron un lastre, aunque muchos de sus tiros fueran en buenas posiciones. El Barça consiguió que el Madrid tuviera que trabajar más de lo que acostumbra en cada ataque y eso el equipo lo terminó pagando. Laso buscó multitud de alternativas. Probó con dos grandes, en la segunda prórroga lo intentó con cuatro bajos, rotó a los defensores de Mickeal y Tomic... El Madrid no encontró la clave para llevar las riendas del partido como acostumbra y eso le mató.
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