Real Madrid Baloncesto

El show de «El Chacho»

El pívot del Maccabi Electra Shawn James (d) y los jugadores del Real Madrid Jaycee Carroll (i) y Sergio Rodríguez, durante el primer partido de cuartos de final de la Euroliga.
El pívot del Maccabi Electra Shawn James (d) y los jugadores del Real Madrid Jaycee Carroll (i) y Sergio Rodríguez, durante el primer partido de cuartos de final de la Euroliga.larazon

El Real Madrid, liderado por Sergio Rodríguez, apabulló al Maccabi con un segundo cuarto (24-4) perfecto.

Estaba a punto de comenzar el segundo cuarto y Laso le dijo a Sergio Rodríguez que era su turno. No es que hubiera preocupación en el Palacio de los Deportes, pero después del 5-0 con el que empezó la tarde no se esperaba el 14-23 (min 10) con el que caía el Madrid tras el primer periodo. Estaban cómodos los de Tel Aviv, pero apareció «El Chacho» en el parqué. Se acarició su ya famosa barba, se apretó la cuerda de la cintura del pantalón y se puso manos a la obra. Con él al mando todo cambió para siempre. No hubo muchas más noticias de los chicos del temido David Blatt, mientras que el Real Madrid se encaminaba directamente a la primera victoria del «playoff» de cuartos.

Sergio cambió la dirección del partido como a él le gusta: disfrutando y haciendo disfrutar a sus compañeros y a la grada. 6 puntos, 5 asistencias y 3 triples era la explicación que mostraban las estadísticas sobre el segundo periodo del base madridista, pero hubo mucho más. Desatascó el ataque blanco, algo espeso hasta ese momento, con su varita mágica, a la que, a estas alturas de su carrera, le sobra tranquilidad y eficacia, además de belleza. No perdió un balón en esos diez minutos el canario, activó a Slaughter bajo el aro y se asoció con Carroll y Rudy para dinamitar el debate. El Maccabi perdió la puntería de la que habían presumido Caner-Medley y Hickman, y nunca recuperó el pulso. 24-4 fue el elocuente saldo del segundo cuarto, con el Real Madrid enchufadísimo en defensa y anotando en esas oleadas que son una seña de identidad del proyecto Laso.

Si Sergio encendió la mecha, es Rudy el que mantiene la caldera siempre a buena temperatura. Sabe que es el mejor y que está para lo que está, que es marcar la diferencia, pero además, ha dado un paso adelante en una actitud de liderazgo e intensidad que multiplica las virtudes del bloque. Con él como primera opción cuando el ataque se complica, Carroll acribilla al rival sin más responsabilidad que levantar al público y Mirotic, cuando despierta, es incontenible. En cuanto activa todos sus sentidos, al canterano se le caen los puntos, pero no está fino. Ayer hizo la segunda y tercera faltas muy seguidas y se ganó una técnica innecesaria que dio paso a un cara a cara con Laso y un prolongado tiempo de descanso en el banquillo.

Pero lo importante estaba en la cancha, con los secundarios sumando minutos de calidad lanzados por sus estrellas. Slaughter confirmó que es vital forzando robos en defensa y, además, tuvo tiempo de acabar por encima del aro alguna de las ocurrencias de Rodríguez. Mucho más que esto tiene el Madrid, como Felipe y Suárez, que siempre suman sin hacer ruido. No les hizo falta el mejor Llull, ni un Begic siquiera aceptable para cabalgar a lomos de su gran segundo cuarto y empezar la serie con una victoria comodísima, cerrada con un parcial de 65-27 tras el 14-26 del minuto 11. Fue mucho Madrid para el Maccabi.