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Fundido

«No voy a pedir un traspaso», dice Pau, agotado física y mentalmente

Gasol intenta anotar ante la oposición de su ex compañero Odom
Gasol intenta anotar ante la oposición de su ex compañero Odomlarazon

«No pienso en pedir el traspaso. Todavía tengo fe en poder ayudar al éxito de este equipo, aunque ahora mismo no estoy siendo capaz de ello», aseguraba Pau Gasol después de una de las noches más duras desde que llegó a la NBA. Los Lakers perdieron por segunda vez este año con sus vecinos Clippers, dando la sensación de que, ahora mismo, Kobe tiene razón y la energía y juventud de Paul, Griffin y compañía es demasiado para ellos. Y especialmente para Gasol, que vio casi todo el cuarto periodo desde el banquillo, del que sólo salió para sustituir al eliminado Howard cuando quedaba un minuto y siete segundos.

El partido fue un suplicio para el español, al que se le nota fundido física y mentalmente. Blake Griffin voló por encima de él en un par de ocasiones para machacar el aro «laker», y Pau no pudo hacer otra cosa que encogerse de hombros. Sus números –2 puntos, 4 rebotes y 2 asistencias– son tristes para un jugador de su nivel, pero más lo fue verlo sin energía, incapaz de irse en el uno contra uno e ignorado en casi todas las acciones ofensivas. Es difícil esconder que no pasa por su mejor momento en lo físico después del verano olímpico con la Selección, pero es evidente que su cabeza también está desgastada con tantos rumores sobre su posible marcha desde la pretemporada. Está agotado mentalmente, y mucho más desde que Mike D'Antoni se ha empeñado en que asuma un papel de hombre alto más exterior que no le beneficia en nada.

Tan mal fue la cosa para Pau y tan evidentes sus gestos de frustración, que Kobe utilizó una buena parte de sus declaraciones después del partido para defenderlo: «Debe ser paciente. Estoy preocupado por él, debemos darle más el balón, jugar más veces con él, porque no podremos llegar a donde queremos sin sacar el máximo de él».