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Laia Palau: «Estar en la Selección me pone mucho»
Entrevista / Laia Palau. Capitana de la Selección de baloncesto. «Ahora no vamos tan sobradas como en el pasado Mundial», dice la base
Con 224 internacionalidades, sólo tres jugadoras han vestido más veces que Laia Palau (10-9-1979, Barcelona) la camiseta de España. La capitana, líder del equipo en asistencias en el Eurobasket, analiza las opciones de la única selección invicta.
–¿Por qué se define como «la chunga» de la Selección?
–Juego demasiado en serio. Grito, soy agresiva en defensa, contundente, si recibo no me corto... no caigo muy bien, no. Luego, cuando las rivales me conocen, la cosa cambia, pero no tengo buena fama. En el fondo eso está bien porque así te ganas el respeto.
–Con 35 años, ¿no está cansada de baloncesto?
–No. He tenido mis épocas, pero me lo estoy pasando mejor que nunca y soy mejor jugadora. Tengo más pausa y todo me resulta tan sencillo que es una gozada jugar porque sabes lo que va a pasar, ves lo que va a pasar. Son 20 años jugando y si el cuerpo responde, es una pasada. Controlo la situación y sé cuándo hay que hacer las cosas. Todo lo que venga es de regalo y me hace una ilusión tremenda.
–¿Dónde se divierte más: con el USK Praga, que este año ha sido campeón de Europa, o con la Selección?
–¡Qué bueno, qué bueno! A ver, el club está guay, los proyectos son más a largo plazo, se trabaja para muchas cosas diferentes, entrenas y luego te vas a tu casa porque tienes tu vida. En la Selección es todo más intenso, esto es el «Gran Hermano». Si tienes suerte de que el grupo es bueno y estás a gusto, esto es como unas colonias, como un campamento. Además, como muchas estamos fuera nos apetece venir, hay ganas de volver porque vas a hablar con tus compañeras en castellano y sabes cómo te van a pasar el balón; nos hemos criado juntas. Tenemos un grupo de whatsapp y nos decimos «venga, que sólo quedan dos meses». Aquí el primer día que llegamos ya las dije a todas que aquí se grita, se ríe y se habla fuerte, no como en Praga. Allí la gente no es tan hábil ni tan creativa. Yo allí juego 40 minutos y hago el Prigioni, ahí con el yo-yó hasta que la paso. Aquí, mi papel es otro y lo llevo fenomenal.
–¿El equipo ha generado más expectación que en anteriores campeonatos?
–Somos campeonas de Europa y subcampeonas del mundo y se nos tiene que hacer caso; ya toca, hombre. Si no se nos hace caso ahora, ¿cuándo? No somos archifavoritas porque todo el mundo sabe cuál es la situación. No está Sancho Lyttle, que es la que nos ha dado un salto de calidad enorme. No quiere decir que no se puedan conseguir cosas sin ella, pero hay que ser realistas. Competimos y nos merecemos que se nos haga caso y un voto de confianza.
–¿Cómo es la vida sin Sancho?
–Sancho era más del 50 por ciento de este equipo. No sólo en ataque, en defensa nos daba muchísimas cosas. Llegaba a todos los lados, estaba muy implicada, le iba nuestro estilo de juego, era muy lista, nada egoísta, se sentía muy a gusto... La echamos de menos y las selecciones nos veían con Sancho y decían, «cuidado que está ésta aquí». Ahora está Astou, que nos da cosas muy diferentes. Estamos volviendo a los orígenes con tías superguerrilleras, con gente intensa y de mucha calidad. No vamos tan sobradas como en el pasado Mundial, cuando ganábamos por inercia y las rivales se rendían tarde o temprano. Los partidos no son tan vistosos, hay mucha pelea, pero podemos.
–Ese podemos es lograr el billete para los Juegos...
–Sí, pero todo el mundo va a muerte. A mí, estar en la Selección me pone mucho. Este campeonato es un reto y nos tienen ganas. Tenemos talento y una generación de tías muy buenas, importantes en Europa, gente muy humilde. Nos conocemos de toda la vida, nos llevamos bien y nos queremos. Antes éramos el ejército de Pancho Villa y ahora la Selección está viviendo un momento muy «cool». Somos subcampeonas del mundo y campeonas de Europa. A ver si aguantamos.
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