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Recordando a Petrovic

Recordando a Petrovic
Recordando a Petroviclarazon

El 7 de junio de 1993 Drazen Petrovic fallecía en una autopista alemana en un accidente de tráfico. Veinte años después el genio de Sibenik permanece en la memoria de muchos. Savic, Luyk, Spahija y Orenga lo recuerdan.

Zoran Savic (ex compañero en la Selección yugoslava campeona del Mundo en 1990 y de Europa en 1991)

«Siempre se iba a dormir a las once y no todos hacían eso»

En una de las mejores selecciones europeas de la historia –para Savic, la mejor-, el pívot de origen bosnio resalta el papel que desempeñaba Petrovic: «En la Selección siempre se iba a dormir a las once de la noche para estar preparado para el día siguiente y no todos hacían eso. Daba igual que hubiera partido o entrenamiento, él a las once estaba en la cama. Recuerdo que en aquel grupo él era un poco mayor que el resto, pero en un equipo en el que estaban Kukoc, Divac, Radja, Paspalj... Era el más respetado por todos». «Era, sin duda, el mejor jugador de todos los tiempos en Europa. Siempre buscaba la victoria y mejorar constantemente. Daba igual que llegara a la Selección tarde porque había estado en un campus en Estados Unidos o medio lesionado. En la Yugoslavia del Mundial del 90, él era el que mandaba». «Fue uno de los primeros jugadores modernos de verdad. En Yugoslavia y en su posición siempre había habido grandes jugadores –continúa el pívot ex azulgrana y ex madridista- como Kikanovic, Delibasic, Slavnic, Dalipagic... pero Drazen era diferente. Era más fuerte, más rápido y quería ganar siempre. Ya fuera en la Liga, en la Selección, contra unos juveniles... Le daba igual. El baloncesto era una obsesión para él».

Savic recuerda que «su fichaje por el Real Madrid abrió todos los telediarios en Yugoslavia» y que la noticia de su fallecimiento le pilló en Barcelona. «Estaba tomando un café con Ivo Nakic, un ex compañero suyo en la Cibona y que ese año había jugado en Manresa, y cuando nos enteramos no supimos qué decir, no nos lo podíamos creer».

Clifford Luyk (segundo entrenador del Real Madrid en la temporada 1988/89)

Un chaleco de siete kilos para ganar a los americanos

A Clifford Luyk, que era ayudante de Lolo Sainz en el Real Madrid, se le escapa una media sonrisa al preguntarle por Petrovic, y le viene a la mente una anécdota perfecta para explicar a los que no le conocieron cómo era el genio de Sibenik: «Drazen era un jugador que en Madrid hizo una escala técnica para saltar a la NBA. No creía mucho en la preparación física, porque decía, como casi todos los yugoslavos en aquel momento, que la parte superior no era lo importante, que lo importante eran las piernas para luchar contra los negros americanos. Entonces, en lugar de ir a la sesión de entrenamiento físico con el equipo se venía conmigo al pabellón y tiraba a canasta con un chaleco de siete kilos (hecho a mano, de forma artesanal) con cemento en los bolsillos. Con él encima tiraba de más de 7 metros y yo le decía: ''Oye Drazen, que el triple está a 6,25''. Y él contestaba: ''No, prefieron lanzar desde un poco más lejos'. Luego me dí cuenta de que estaba en tránsito para ir a la NBA».

Para Luyk, lo mejor del croata era la ambición que inundaba su carácter: «Competía hasta en los entrenamientos, le gustaba ganar y en este sentido era extraordinario. Sobre la cancha no era realmente un jugador súper completo. No le veías hacer todo el campo costa a costa como Llull o el ''Chacho'' y mucho menos como LeBron James. Era un jugador bastante estático, que con el balón en la mano era imparable. Necesitaba la pelota y no para botarla muchas veces, sino para lanzarla», continúa Luyk, que considera que sólo la enorme evolución del baloncesto y el tiempo han sido capaces de crear mejores tiradores que el balcánico: «En aquel momento era el mejor tirador que había visto, pero este deporte está en constante evolución y han aparecido mejores lanzadores puros», asegura.

Neven Spahija (amigo íntimo de Petrovic y ex entrenador de Baskonia y Pamesa)

«En verano, después del año en Madrid, seguía jugando con sus amigos en la calle»

«Conocí a Drazen cuando tenía cinco años porque vivíamos en la misma calle –Petar Preradovic en Sibenik- él en el número 3 y yo en el 11. Es una calle que está muy cerca del pabellón, a dos minutos andando. Nos pasábamos todo el día jugando en la calle y era muy buen estudiante. Su familia era muy organizada porque su padre era el jefe de la Policía Local y su madre trabajaba en la biblioteca de Sibenik. Eran gente seria», recuerda uno de los mejores amigos de Drazen. «Con 16-17 años ya todo el mundo sabíamos que era una figura. Ganó una Liga yugoslava y jugó dos finales de la Korac siendo tan joven. Luego, todas las decisiones que tomó en su carrera, como irse a la Cibona, al Madrid o a la NBA, siempre fueron buenas y eso que todo lo hizo siendo muy joven. Aunque se fue de Sibenik siempre volvía en vacaciones, le encantaba su ciudad y estar con su gente. El verano después del año en Madrid seguía jugando con sus amigos en la calle», dice Spahija.

El ex técnico de Baskonia y Pamesa comenta que «en España teneis una expresión que es perfecta para definirle: tenía muy mala leche. En la pista tenía muy mala leche». Spahija asegura que Petrovic «fue el deportista más carismático de la ex Yugoslavia y siempre fue un paso por delante del resto. Era tan mediático como lo son las grandes estrellas ahora. Para nosotros, los croatas, es un héroe y nunca lo hemos olvidado. En el resto de Yugoslavia se le respetaba. Yo creo que fue grande para todos. Fue el mejor».

Drazen, que ahora tendría 49 años, «no hubiera valido como entrenador –según Spahija-, pero sí como presidente o general manager».

Juan Antonio Orenga (ex jugador del Estudiantes en la temporada 1988/89 y seleccionador español)

«Era habitual verle solo tirando fuera de hora en el Palacio»

Orenga recuerda que se enteró de la muerte de Drazen en una concentración con la Selección previa al Eurobasket de Alemania: «Compartía habitación con Antonio Martín y nos enteramos al ver los periódicos cuando íbamos a desayunar». La temporada que él estuvo en la ACB «yo estaba en el Estudiantes –dice Orenga- y él en el Madrid. Recuerdo que muchas veces, cuando todos los jugadores de su equipo ya se habían ido del entrenamiento hace rato, era habitual verle a él solo tirando fuera de hora en el Palacio. Compartiamos pista y cuando llegábamos a entrenar, el único que estaba tirando y tirando una y otra vez era él», recuerda el seleccionador español. Orenga se midió con Petrovic a nivel de clubes y de selecciones. «Como todos los grandes de verdad era un jugador distinto al resto. Era un adelantado a su tiempo, técnicamente su uno contra uno era imparable y era muy alto para jugar como base anotador. Como gran tirador que era, era un pelín egoísta y antes de irse a la NBA no defendía nada, pero eso cambió después». Orenga compara su nivel con el de algunos jugadores españoles hoy: «Era tan inteligente como son nuestros jugadores ahora. Seguro que cualquier cosa que le plantearas no sólo la cogía muy pronto, es que la enriquecía y eso le hacía todavía mejor, como sucede con los nuestros».