Baloncesto

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Rudy y Sergio eligen campo (86-66)

De su mano, el Madrid recupera su mejor versión, abruma al Efes y se asegura el factor cancha en la serie de cuartos de final ante el Maccabi

Llull celebra con la grada del Palacio la victoria del Real Madrid ante el Anadolu Efes en la última jornada del «Top 16»
Llull celebra con la grada del Palacio la victoria del Real Madrid ante el Anadolu Efes en la última jornada del «Top 16»larazon

Preocupado por haber empezado a dudar de sí mismo y con el riesgo de estropear un notable «Top 16» en el decimocuarto partido, el Real Madrid le pegó una patada al diván pareciéndose a sí mismo. Los de Laso recuperaron su versión más desenfadada, que a la vez es la más efectiva y contundente, para asegurarse el factor cancha en su serie de cuartos ante el Maccabi y darse un empujón moral para la recta final de la temporada. Si este Madrid disfruta sobre la cancha casi siempre gana y hace disfrutar a los que están en la grada. Otros equipos necesitan poner cara de malos para mostrar su lado competitivo, este Madrid de Laso, no. Es más mortal cuando sonríe y aprieta en defensa y, si no, que se lo pregunten al Anadolu Efes, el rival ayer en el cierre de la eterna segunda fase de la Euroliga.

Los turcos conocieron de primera mano para qué rescataron de la NBA los madridistas a Rudy. Vino para marcar las diferencias y ayer lo hizo con una combinación perfecta de productividad y espectáculo. El ex de Portland levantó el telón con 11 puntos y tres triples sin fallo en el primer parcial y un mate a una mano desde la estratosfera que daba paso al intermedio y casi cerraba el debate (47-30, min 20). Después sólo sumó cuatro puntos más, pero su aportación siguió siendo clave en términos de intensidad en ambos extremos de la cancha y una sensación de liderazgo que el Madrid necesita.

Los galones de Rudy se sumaban a la imaginación de Sergio Rodríguez que hasta tres veces puso el balón para que Slaughter lo reventara y firmara una de sus mejores actuaciones ofensivas desde que llegó a la capital. Las señales para el optimismo eran claras e iban desde una defensa impecable, llena de atención, ayudas y decisiones inteligentes, hasta una fluidez para anotar digna de las mejores tardes. En este apartado, cómo no, Carroll pidió la palabra en el segundo cuarto con siete puntos en poco más de dos minutos que fueron el despegue definitivo (39-21, min 16). A los otomanos, mientras tanto, les sostenía principalmente la calidad de Jordan Farmar, un ex de los Lakers que ahora mismo, mirando la plantilla de los angelinos, tendría derecho a jugar muchos minutos con los del Staples Center. Todo lo contrario que Vujacic, otro que estuvo junto a Kobe y Phil Jackson y al que cuesta cada vez recordar como un tirador fiable. El ex de Sharapova falló sus cinco tiros de campo y se fue de vacío del Palacio.

Un estadio enganchadísimo con su equipo y que sólo se enfrío a la vuelta del descanso, con un parcial de 0-7 a favor del Efes (47-37, min 22), que hizo pensar en otra vuelta de los suyos a la inestabilidad que les ha acompañado últimamente. Pero no estaba el día para eso, estaba para hacer memoria de la mayor parte de lo que va de temporada y marcar el camino para lo que queda. Por ejemplo con algunos brotes verdes del mejor Mirotic y la esperanza en que Begic pueda imponer sus 216 centímetros bajo los aros de forma más consistente.

Con todo finiquitado, aunque con minutos por jugar (80-56, min 35), la duda era conocer al rival de la serie de cuartos. En la ducha, los blancos se enteraron de que será el Maccabi, el enemigo de malos recuerdos recientes, pero al alcance del Madrid que disfruta y hace disfrutar mientras gana.