Real Madrid Baloncesto
Sergio Scariolo: «Tenemos que estar dispuestos a sufrir»
En su regreso a la Selección advierte: «Hay que tener cuidado, no partimos de una posición privilegiada».
Sergio Scariolo (1-4-1961, Brescia) revela cómo afronta su regreso a la Selección.
–¿Qué le dijo la familia cuando le ofrecieron de nuevo el cargo?
–Los niños están encantados, porque están muy bien donde están. Asociaron el cargo con la posibilidad de quedarse a vivir en España, pero luego les cayó un jarro de agua porque les expliqué que no quería decir que siguiéramos aquí. Blanca, como siempre, me dejó decidir con libertad, y me dijo que diera prioridad a los aspectos profesionales, pero luego los hombres tenemos que saber interpretar esas cosas. Desde las primeras conversaciones, el tema de vez en cuando salía y ella siempre me decía valóralo tú. Luego ya se pasó a la fase de «tienes que volver, tienes que volver».
–¿Qué pensó cuando su nombre fue el primero que surgió tras la debacle mundialista?
–En ese momento mi intención era tomarme un año sabático, acercarme a la NBA para ver si, por fin, era el momento adecuado después de un par de oportunidades que no pude aprovechar. No era el momento en ese instante para planteármelo.
–¿Por qué decidió con el paso del tiempo que tenía que volver?
–Hay dos factores. El primero es que no perjudica en absoluto el proyecto NBA. Y luego están mis vínculos de amistad, de dedicación, de agradecimiento para una etapa muy bonita que he vivido y que me hacía sentir que si era necesario ahora mismo echar una mano lo podía compatibilizar con mis otros planteamientos. En un momento objetivamente bastante complicado, he decidido dar un paso al frente.
–Supongo que para dar el sí habrá encontrado el compromiso de siempre en los jugadores.
–No he tenido contacto directo con todos. Es posible que en los próximos días hable con los que han manifestado dudas por su estado físico en cuanto la competición termine, pero el compromiso con la Selección es claro.
–¿Cambia su planteamiento de la competición que el núcleo duro tenga 30 o más años?
–Un jugador no puede jugar 30 minutos por partido del primer día hasta el último sin flexiones de rendimiento. Y un equipo no puede estrechar demasiado pronto el círculo de las opciones prioritarias en una competición larga. Algunas de las cosas que se hacen en la primera fase deben servir para llegar con los recursos más intactos posibles a los cruces. Además, hay que tener cuidado porque no partimos de una posición privilegiada como hace tiempo. Los rivales han mejorado muchísimo y en la primera fase hay cinco equipos con potencial muy parecido que lucharán por cuatro plazas. A nivel mental y táctico, sin abusos a nivel físico, hay que tener claro que la plaza para la eliminación directa hay que ganársela con sangre, sudor y lágrimas. No valdrá sólo una gestión inteligente de los recursos.
–¿Tendrá algo que ver el Eurobasket con los de 2009 o 2011?
–Los tiempos han cambiado. Tenemos que tener conciencia de que la tarea va a ser más complicada que antes. Hay que estar preparado. Lo que comentaba un jugador hace años de que parece que si no vamos ganando por 20 en el primer cuarto es como si pasara algo, es una historia del pasado. Ahora hay otros parámetros que no te hacen reducir la motivación ni la ilusión. Tenemos que estar dispuestos a sufrir, aunque nadie olvide que antes también sufrimos, pero ahora no será con situaciones accidentales.
–¿Cómo valora que Marc y Pau ya estén de vacaciones?
–No lo sé. Creo que cuatro o cinco partidos de «play-off» más o menos no son decisivos en su desgaste físico ni para la decisión final que tomen ambos.
–¿Qué piensa cuando Pau escribe refiriéndose a usted lo de «técnico idóneo» para la Selección?
–Es motivo de orgullo que los jugadores me respeten, supone una consolidación profesional porque son gente que ha tenido grandes entrenadores. Pau, como líder espiritual del grupo, tiene la responsabilidad de expresar las cosas. Es una motivación cuando gente como estos jugadores, los del Madrid, los del Barça, los de la NBA, te muestran ese respeto. Ahora no les puede fallar, les tienes que corresponder, hay que estar a la altura de los jugadores. Lo convierto en una forma de motivación añadida.
–¿Hay algún vicio que no quiere que aparezca?
–Sí lo hay, pero no creo que sea lo correcto expresarlo en público. Es una de esas cosas que se hablan en el vestuario. Tengo la ventaja de conocer muy, muy bien a la mayoría de los jugadores en momentos de alta presión y en momentos más relajados que pueden dar un cuadro bastante claro. Y sé qué es lo que influye realmente para que la preparación mental, la táctica, la cohesión y el espíritu sean los adecuados para competir en condiciones de extrema dificultad como va a darse en el Eurobasket. Y lo sé no porque sea el más listo, sino por lo ya vivido.
–¿Cómo valora el papel de «hermano mayor» de los jugadores que realiza Jorge Garbajosa?
–De forma muy importante. La presencia de una persona con las relaciones que tiene él con los jugadores, con todos, es muy cercana y a la vez ha madurado con la experiencia de estar al otro lado. Lo poco que he podido comprobar en estas semanas me hace pensar que Jorge puede llegar a ser un grandísimo directivo.
–Orenga siempre ha sido su segundo en la Selección, ¿quiénes serán ahora sus ayudantes?
–Sí, siempre lo ha sido y ha colaborado ya, pero todavía no lo hemos decidido. Dadas las normas tenemos que esperar que acaben las competiciones y por razones varias tenemos que inventarnos un cuerpo técnico de forma integral. Es una tarea importante que afrontar.
–¿Que haya jugadores que lleven diez o más años en la Selección no le parece un milagro?
–No es muy frecuente. Eso hace que los lazos de colaboración y de convivencia vayan más allá de ponerse un bloqueo o pasarse la pelota. Hay mucho más, es más profundo. En esta fase de final de ciclo hay todavía un peso específico importante de los que llevan más tiempo.
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