NBA
Una estrella del rock
Ricky Rubio enloquece con su «magia» a la NBA en el regreso a las pistas tras nueve meses de baja
Faltaban algo menos de dos minutos para el final del primer cuarto y los 18.173 espectadores del Target Center se pusieron de pie y empezaron a aplaudir y gritar. Sobre la pista no pasaba nada especial, pero justo al lado, sí. Ricky Rubio estaba agachado junto a la mesa de anotadores esperando para empezar a jugar y los fans de los Timberwolves ya lo estaban celebrando. Su nuevo ídolo se rompió los ligamentos de la rodilla izquierda en marzo y nueve meses después ya está listo para seguir haciéndolos felices. Tenían ganas de Ricky, y el base no les defraudó para nada.
Sólo una rodillera, que ocultaba las dos cicatrices que rodean su articulación, recordaba que este chico había estado casi un año en rehabilitación y alejado de las canchas. Pero su talento natural para el baloncesto hizo que este pequeño dato se olvidara en unos pocos segundos. Enseguida se puso al mando, pidió el balón y empezó a distribuirlo con la fantasía que le ha convertido en una estrella. Un pase sin mirar por debajo de las piernas para que anotase Stiemsma fue uno de los momentos estelares de los 18 minutos que estuvo en acción y en los que repartió nueve asistencias y anotó ocho puntos.
«Ha sido todo perfecto, amo el baloncesto y jugar en este equipo», decía la nueva sensación de la NBA, que a punto estuvo, con un triple, de darle una victoria a su equipo, que luego llegó en la prórroga.
Ningún español, ni siquiera Pau Gasol, ha tenido un impacto como el de Rubio en la liga estadounidense. No ha hecho más que llegar y su marca de zapatillas ya le ha elegido para protagonizar un anuncio que aparece una y otra vez en la televisión nacional. Ya se han dado cuenta de que su imagen de marca conecta fácilmente con el público y, además, hace disfrutar con su juego. Muchos aficionados del resto de equipos están pendientes de él y muy lejos de Minnesota, al encontrarse a un turista español, le preguntan si ya en la ACB este chico era tan bueno como está demostrando al otro lado del Atlántico.
La filosofía de juego y negocio de la NBA es perfecta para Ricky y él encaja maravillosamente en el producto que la liga vende. En muy poco tiempo se ha ganado la confianza de sus compañeros, que le dejan el mando de cada jugada sin rechistar. Él pide el balón, ordena, decide si hay que correr o jugar en estático y hasta los más veteranos están cómodos esperando a ver qué inventa. Incluso su técnico, Rick Adelman, tiene una fe ciega en él: «Cuando tiene el balón en las manos, yo soy mejor entrenador», aseguraba. El catalán fue tendencia mundial en Twitter desde horas antes del partido, y la página web de la NBA abría su edición con el vídeo de sus mejores jugadas.
Objetivo, «Playoffs»
Es el siguiente objetivo de los «Wolves», que se han reforzado muy acertadamente este verano. La franquicia ha buscado aquello que le faltaba y las llegadas, por ejemplo, de los rusos Kirilenko y Shved, completan una plantilla con muchos recursos y jugadores del nivel de Kevin Love, Barea, el propio Ricky o Derrick Williams. Tienen baloncesto de sobra y ya han recuperado a su guía, al chico español que les ha devuelto la sonrisa con su vuelta y al que cantan: «¡Ru-bi-o, Ru-bi-o!».
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