Emiratos Árabes Unidos

«Colectivamente estamos un paso por delante»

Manolo Cadenas, a su llegada a Qatar
Manolo Cadenas, a su llegada a Qatarlarazon

Arranca el Mundial de Qatar, en el que España defiende el título logrado hace dos años en el Sant Jordi.

«¡Más intensidad, más agresividad atrás!», gritaba Manolo Cadenas en un tiempo muerto durante la preparación de España para el Mundial. Dicho y hecho. Subieron las revoluciones y la Selección ganó a Noruega con su seña de identidad: la defensa. Los Hispanos están en el buen camino para reeditar en Qatar el título logrado en 2013 en el Palau Sant Jordi. Fue el segundo éxito planetario de su historia. Este año se cumplen 10 del primero, en Túnez, aunque desde dos lustros antes el equipo nacional ya logró medallas en grandes campeonatos. Tres supervivientes quedan de la cita africana. Diez del Mundial logrado en España.

«Se ha producido un relevo generacional tranquilo y con cabeza», asegura David Barrufet, el inolvidable portero. Ese cambió lo empezó Valero Rivera, con quien se ganó en Barcelona, pero ahora alineado con las fuerzas rivales, pues Qatar le reclamó para que el anfitrión haga un buen papel. Su puesto lo ocupó Manolo Cadenas (Valdevimbre, León, 1955), entrenador de todo en toda una vida en el balonmano, menos de la Selección. Hasta él se puso nervioso la primera vez, en el Europeo de 2014, en el que se logró el bronce.

–Es su segundo gran torneo con la Selección y en el anterior dijo que se tenía que adaptar. ¿Ya le ha pillado el truco?

–Ahora ya me encuentro más cómodo, estoy más tranquilo, más confiado en que todas las cosas van en una buena línea de cara al campeonato. Ellos me ayudaron la otra vez; ahora espero poder ayudarlos yo más.

No rehuye el seleccionador la palabra «favorito». Mete a España en elgrupo de ellos, junto a Francia, Dinamarca o Croacia. El debut de losHispanos en la fase de grupos será el viernes contra Bielorrusia y después llegarán Brasil, Chile, Qatar y Eslovenia. De ahí se pasa aoctavos. A los cruces. Las semifinales son el objetivo mínimo, para luchar por los metales. Después, además del título, es la primera oportunidad de lograr plazas para los Juegos. La consigue el campeón. «Esperamos hacer algo importante», admite Cadenas, deseoso de mostrar lo que puede dar la Selección. «Todo el mundo quiere saber cómo juegan los Hispanos», dijo antes de partir a Qatar.

–¿Y cómo juegan?

–Jugamos a una velocidad muy alta en todas las acciones, tenemos capacidad para sorprender en defensa y recuperar balones, para anticiparnos, para jugar el contraataque un poco más rápido que los demás, y también a veces tenemos capacidad para llegar dentro del área, cerca del portero, más veces que otros equipos, que tienen lanzadores. Nosotros somos capaces de abrir las defensas con nuestros pivotes o con extremos y primeras líneas que tienen capacidad de penetración, que asumen riesgos en el juego de los lanzamientos en caída... Colectivamente parece que estamos un paso por delante.

–Pero sin lanzadores puros el juego posicional a veces se atasca...

–Es un punto débil, pero eso convierte otros aspectos del juego en puntos fuertes, como puede ser la necesidad de acercarnos más a la portería. Esto puede provocar pérdidas, pero también aumenta la eficacia porque lanzas desde más cerca.

–¿Es un equipo muy pasional, en lo bueno y en lo malo?

–Sin emociones, dar juego a las acciones de balonmano sería imposible. Este equipo tiene emociones, tiene dentro el deseo y la ambición de conseguir grandes cosas.

El balonmano es uno de esos pequeños milagros del deporte nacional. La liga española ha pasado por diferentes fases: de la euforia de hace años a prácticamente, con la excepción del Barcelona, claro, el amateurismo de ahora, azotado por la pérdida de patrocinios de ayuntamientos, de inmobiliarias... Se gastó un dinero del futuro que se pensó que se iba a tener, pero se esfumó con la crisis. La mayoría de los buenos jugadores han tenido que emigrar a Hungría, Macedonia, Alemania.... Un problema, o no, según se mire.

–La misma historia de los últimos tiempos, sólo cinco de la lista juegan en la Liga española. ¿Es una ventaja o un inconveniente?

–Es como viene, pero en este caso yo creo que fortalece. La mayoría juegan en grandes equipos, y eso mantiene su nivel competitivo. Aparte, creo que la experiencia internacional se acrecienta cuando estás jugando fuera, en contacto con un balonmano distinto al que se practica en España. Además, la Selección es un punto de reunión emotivo. Ahora se ven menos y el reencuentro resulta más cariñoso.