Mundial de Balonmano

Jordi Ribera: «En las escuelas de Brasil el deporte más practicado es el balonmano»

El entrenador de Brasil, Jordi Ribera, participa en una conferencia de prensa después del partido inaugural del Mundial de balonmano de Catar 2015
El entrenador de Brasil, Jordi Ribera, participa en una conferencia de prensa después del partido inaugural del Mundial de balonmano de Catar 2015larazon

Superado con cierta angustia el estreno en el Mundial ante Bielorrusia, Brasil es la siguiente prueba de los Hispanos (15:00, Teledeporte). Su seleccionador es Jordi Ribera, español, que vive su segunda etapa allí. Ya clasificó a los “amarillos” para los Juegos de Pekín 2008, época en la que compaginaba su cargo con el de técnico del Ademar León. Tras perderse los de Londres, le volvieron a llamar. Con su discurso de profesor, pausado, didáctico, explica a LA RAZÓN cómo está preparando a los suyos para el reto de Río 2016 -en el Mundial de 2013 llegó a octavos, el mejor resultado de su historia-, con miras a que sea una selección estable, y por qué España ha dado un salto de calidad pese a la crisis.

-¿Por qué España es una potencia si su liga está en declive?

-Desde hace tiempo ha cambiado la sensación de que siempre estaba a las puertas de algo. Ahora ya está ahí. Ha quedado campeona del mundo en dos ocasiones, es un equipo que siempre se espera que esté en semifinales, tiene continuidad con el bronce en el pasado Europeo... Se está nutriendo de un grupo de jugadores con una calidad táctica muy buena, en unas condiciones físicas buenas, jugadores que ahora están participando en los mejores equipos de Europa y toman decisiones, que era una de las cosas de la que nos quejábamos hace mucho tiempo en la liga española: que los extranjeros eran los que terminaban jugando los partidos decisivos y los momentos decisivos. Eso hace tiempo pasó a la historia. Ahora tenemos jugadores que se van fuera a equipos buenos y son los que toman las decisiones. Aparte, al irse se genera espacio para que otros jugadores españoles puedan participar en la liga, lo que hace que puedan salir nuevos valores. Eso antes era muy difícil.

-¿Es el lado positivo de la crisis?

-Curiosamente, después de todo esto es cuando estamos obteniendo los mejores resultados. Todo tiene su punto bueno y su punto malo. Ahora hay muchos jóvenes que en aquellas circunstancias no hubieran podido jugar en la Asobal, y van a salir jugadores nuevos. Antes, entrenábamos o dábamos posibilidades a jugadores que iban a defender a otras selecciones y ahora es al contrario.

-¿Qué se encuentra al llegar a Brasil?

-Es el segundo ciclo en el que estoy allí porque había estado con el de los Juegos de Pekín. Brasil pierde los Panamericanos de México y el Preolímpico y no pudo ir a Londres. Entonces hablan conmigo. Como siempre, una de mis exigencias es que se me permita trabajar con todas las categorías, un proyecto que va más allá de trabajar con el equipo adulto. Empezamos a recobrar muchas actividades de buscar talentos, de viajar por los estados...

-Se recorre el país de arriba abajo...

-En estos momentos, de 27 estados he visitado 23, y teniendo en cuenta que un estado es como España... Pero es un trabajo apasionante. El balonmano en Brasil se practica en todas partes; a nivel escolar se puede decir que es el deporte más practicado. Es muy difícil encontrar una persona que no lo haya practicado. Es más fácil tener una pista de balonmano que una de fútbol, sobre todo en las ciudades muy grandes, pero no hay una estructura y cuando se terminan las etapas escolares, muchos dejan de jugar. Y ahí está nuestra misión: buscar esos talentos y, si vemos que tienen las cualidades, intentar darles la opción de que puedan acceder a clubes de allá. Estamos a punto de recibir un centro de entrenamiento que nos permita trabajar con ellos. Hemos arrancado lo que se denomina los centros de tecnificación, que son nuestras actividades estrellas en cuanto a formación. Se trata de actividades de 10 días con 120 jugadores, los mejores de todo el país, y ahí convocamos también a entrenadores de diferentes estados para trabajar y para dar un patrón de juego a todo el mundo: así queremos que se defienda, que se ataque... Para técnicos y jugadores, y para nosotros, es un lugar muy bueno para transmitir todo esto. Lo hacemos desde los infantiles a los juveniles. Esta actividad ya la iniciamos en el primer ciclo y la hemos recuperado ahora. Hay que pensar que de los 17 que hay en el Mundial, 11 han pasado por esas actividades o lo hicieron en el primer ciclo. El trabajo es muy amplio. Yo vivo en São Paulo, pero sólo es un lugar de preparación para salir e ir buscando.

-Pero la imagen de Brasil es como si fuera el país del fútbol...

-Sí, pero yo estoy hablando a nivel escolar. A nivel de infraestructura, por ejemplo el voleibol tiene una federación muy fuerte y una liga profesional. Se invierte mucho en él. El balonmano es una modalidad que está creciendo. Tenemos una liga nacional que tiene 10 o 12 equipos y que se suele jugar el segundo semestre del año. Las competiciones aquí son diferentes a Europa: empiezan en febrero y terminan en diciembre. Así, por ejemplo, tengo un grupo de jugadores que acaban de terminar la temporada y otros que están a mitad, que son los que juegan fuera. Hay disparidad entre unos y otros.

-Muchos juegan en España.

-En cosa de tres años hemos pasado de tener 3 jugadores a más de 20 fuera. Eso tiene su punto positivo y negativo, porque toman más experiencia, pero podemos entrenar menos juntos. 2013 fue un año muy bueno para las selecciones en todas las categorías. Dadas las circunstancias económicas de España, ir al mercado suramericano es más económico. Los clubes ven un jugador, me preguntan, luego hablan con el jugador y él me llama a mí para preguntar por el equipo. Hago de intermediario. Aconsejo y ayudo porque es importante que los jugadores vayan a lugares donde puedan jugar, porque ellos viven obsesionados por estar en la selección.

-Las chicas, en cambio, son una potencia (Campeonas del mundo)...

-Ellas dieron un paso adelante muy importante, fruto de un trabajo que se realiza desde hace bastante tiempo. Empezaron a salir fuera, se colocaron en equipos normales y fueron creciendo. Esto va por un camino diferente, la realidad del balonmano masculino es distinta en inversión, recursos... Los jugadores están comenzando a salir, están en la primera etapa. Hay un grupo de 20-22 años y luego tenemos otro con más experiencia. Unos generan la fuerza y otros la experiencia y eso pude ser una buena mezcla.