Tour de Francia

Ciclismo

Bernal gana el Tour: comienza una nueva era

Bernal superó la meta el último día de la mano de Thomas, su compañero de equipo y ganador del Tour el año pasado
Bernal superó la meta el último día de la mano de Thomas, su compañero de equipo y ganador del Tour el año pasadolarazon

Hubo un momento en el que Egan Bernal lo tuvo claro. Adiós a la bicicleta, a la Mountain Bike. Era su pasión, pero había cosas más importantes en la vida. Ayudar en casa, por ejemplo. A su padre Germán, vigilante de la reserva natural cercana a Zipaquirá, la ciudad donde vivía la familia. Y a Flor, su madre, limpiadora de tiendas. A Egan, que le dieron todo lo que tenían, le entraban remordimientos. Porque no veía futuro a un deporte que le tenía enamorado, conseguía buenos resultados, pero en el que nadie terminaba de apoyarle. En los estudios tampoco era de los malos. Consiguió una beca y así pudo inscribirse en la Universidad de la Sabana, en Bogotá, para estudiar periodismo.

Seis años después está sentado en la sala de prensa del Tour de Francia. Pero quien da las declaraciones y responde es él. El ganador del Tour de Francia. Quienes le conocen, tienen muy claro que éste no será el último Tour de Bernal. Él mismo lo dice. «Esto es como un vicio, ganas el primero y ya estás pensando en el siguiente. En ganar cinco. Pero estoy muy contento de haber conseguido el primero». El primero, remarca.

Pablo Mazuera, su mecenas, fue quien le convenció para que, al menos, siguiera montando un año más. «Yo me había prometido no hacerlo ya nunca», recuerda el ciclista del Ineos. Mazuera le consiguió financiación y lo llevó a correr pruebas de MTB por todo el mundo. Aprovechando unos mundiales en Noruega, hicieron unas pruebas físicas. Egan reventó todas las máquinas con su potencial. Rápidamente se las mandaron a Gianni Savio, el director del Androni. Bernal nunca había disputado prueba alguna en carretera aunque ya tenía dos medallas como juvenil en sendos mundiales de MTB. Savio no perdió el tiempo. «Me dijo que corriese el Piccolo Fiandre, y que dependiendo del resultado, me haría un contrato». Bernal ganó aquella carrera y esa misma noche estampó su firma para convertirse en profesional. Tenía 19 años.

«Estaba un poco asustado porque pasé de juvenil directo a profesionales. Pensé que no iba a conseguir terminar ninguna carrera». A Savio, su joya le duró poco. Cuando un año después ganó el Tour del Porvenir, Unzue y Brailsford posaron sus miradas en él. La puja la ganó el inglés y Egan Bernal dio el salto el pasado año al World Tour de la mano del Sky.

En su debut, ganó el Tour de California y llevó en volandas a Froome y Thomas hasta París. El mundo ya lo señalaba como el campeón del futuro, pero el Ineos prefirió seguir apostando por los corredores de la patria. Thomas, el galés, y Froome, el keniano con pasaporte inglés. A Bernal, colombiano, lo querían todavía como gregario. Pero su talento y calidad pedían a gritos mucho más. No les ha quedado más remedio que dejarle volar si querían conseguir el que ya es quinto Tour consecutivo del equipo de Brailsford, el séptimo en total tras los conseguidos por Wiggins, Froome y Thomas. Pero Bernal no reclamó nada. «Si nunca gano el Tour pero soy el mejor gregario del mundo, seré muy feliz», decía.

Las montañas, tan altas como las de su Zipaquirá le han puesto en el lugar que merece. Vestido de amarillo gracias a su ataque en el Col de l’Iseran, el techo de este Tour con 2.770 metros de altitud. «Cerca de mi casa está la cuesta de Pacho, es mi subida favorita. Antes de venir a Europa siempre hago un test allí. Sube hasta los 3.000 metros. En este Tour, cada puerto que subía me decía que es como Pacho».

«Bernal es como Federer, va a marcar una época. Y necesita de un Rafa Nadal como rival para que sea histórico», dice Christian Prudhomme, director del Tour, que ya se frota las manos con el espectáculo que se le viene al Tour en los próximos años. Nadie escala como él, tampoco nadie de su nivel en montaña rinde tan bien contra el reloj. «He hecho cosas muy locas para llegar hasta aquí», dice. Para escribir su propia historia sin necesidad de ser periodista.