Papel
Cara a cara: ¿Es un pesetero Sergio Ramos?
La obsesión por la «pasta» le ha condenado; por Quim Domènech
Obsesionado con el dinero y con su renovación. Así ha vivido Sergio Ramos los últimos meses de su carrera como jugador del Real Madrid. Su único objetivo, más allá del rendimiento deportivo, era sacar el «contrato de su vida». Se lo dejó claro al presidente Florentino Pérez en una de las últimas conversaciones que tuvieron entre ambos: diez millones limpios o en dos años quedaba libre y se iría. El problema, Alfredo, es que la estrategia le ha salido muy mal al defensa del Real Madrid. Sergio Ramos pensaba que forzando de esta manera el club se asustaría y acabaría cediendo a sus peticiones. Al final, su obsesión por la pasta le ha condenado.
René, pésima influencia
Sabes muy bien que Sergio Ramos siempre había sido el ojito derecho del presidente, que en el vestuario le llamaban «el mimadito», pero Florentino Pérez se ha hartado de que Sergio Ramos quisiera romper la estructura salarial de la plantilla. Lo que más ha molestado han sido las malas formas de René Ramos, el hermano y representante del futbolista. Filtrar falsos salarios de los compañeros, intentar influir entre la Prensa para conseguir la ansiada renovación y exigir desde el primer momento al presidente ha sido decisivo para que se hayan roto las negociaciones entre las partes.
Fue un mal capitán
Mira Alfredo, si como mínimo Sergio Ramos hubiera estado a la altura aún estaría en condiciones de exigir algo. Pero deportivamente ha sido un desastre, quedó retratado en la eliminación de la Copa del Rey de esta temporada contra el Atlético de Madrid y cuando no ha estado lesionado ha montado cenas de equipo que terminaban a altas horas de la madrugada con él y Jesé saliendo con la cara tapada mientras los porteros agredían a los cámaras de televisión. Discutió la salida del entrenador Carlo Ancelotti y no ha sido un buen capitán cuando tocaba dar la cara. No se ha ganado los diez kilos a pesar de la campaña que habéis montado algunos para que se los dieran. Que se los pague el Manchester United. En Madrid quedará para siempre como un pesetero.
Esto no es un problema de dinero; por Alfredo Duro
Por mucho que os empeñéis muchos de vosotros, Quim, esto no es un problema de dinero. Sé que te vas a enrocar en la teoría de los diez millones netos y que nada te va a mover de ahí, pero el conflicto de Sergio Ramos y el Madrid sólo se puede entender desde la falta de reconocimiento del club a lo que Sergio ha dado por esta camiseta desde hace diez años. Cuando llegó, cobrando una ficha de canterano mal pagado, tardó un pestañear de ojos en ganarse la admiración de todos. Sus renovaciones, que se han presentado malintencionadamente como si hubieran sido un permanente pataleo, se las ha ganado adquiriendo galones y respeto del vestuario. Mientras tanto, todos los fichajes importantes que durante este tiempo ha hecho el Madrid le han ido superando en salario, que no en rendimiento. Eso es lo que hay que discutir.
El mejor central del mundo
Florentino Pérez, y lo sabes igual que yo, debió ser consecuente en su momento con la contribución de Sergio Ramos a la historia del club. Y no me refiero sólo al gol de la «Décima» –motivo suficiente para no perder un minuto de tiempo en el nuevo contrato– sino al resto de títulos y a su indiscutible valor de mercado. El valor que te ganas al convertirte en el mejor defensa central del mundo. Sí, Quim, el mejor del mundo en su puesto y un líder de garantías para hacer más consistentes los ambiciosos proyectos de un equipo que, como Sergio Ramos, sólo admite ganar. ¿Cómo se paga eso?
Falta de sensibilidad
Debe de ser muy duro escuchar un día sí y otro también que tu hermano y representante sólo se preocupa de ofrecerte a todos los grandes de Europa. Sí, es verdad que Sergio Ramos le pidió al Real Madrid diez millones por temporada, pero fue después de comprobar que el club le subía un simple millón con relación al anterior contrato y escuchar que ésa era su última oferta. Sergio habría seguido en el Madrid por menos dinero de esos diez millones. Habría seguido si hubiera notado en el club la sensibilidad suficiente para ser justo con lo que ambos han vivido. Ahora, por desgracia, ya no hay dinero que pague todo eso.
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