Copa Confederaciones

Cara a cara: ¿Te has alegrado de la humillación a Brasil?

Cara a cara: ¿Te has alegrado de la humillación a Brasil?
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Quien a hierro mata, a hierro muere; por Damián González

Ya sé que a ti, Quim, esto del rico refranero español te suena a chino, pero si no quieres caldo, hoy te voy a dar taza y media. Toma nota y así entenderás por qué una inmensa mayoría de los buenos aficionados al fútbol en España se han alegrado (y mucho) con el espantoso ridículo de Brasil ante Alemania. «Quien a hierro mata, a hierro muere»; «Donde las dan, las toman». Aunque yo, más explícito y directo, lo definiría así. «Si escupes hacia arriba, todo te puede caer hacia abajo» (sin perdón). Vamos, que la venganza es un plato que se sirve frío. Así que a la apotheke (farmacia en alemán).

Las burlas y lo de Costa

Mira, ya en la Copa Confederaciones, un sector de afición y medios brasileños la tomaron con España, probablemente porque la veían como la gran rival a un año vista. Pero también se inventaron hasta juergas nocturnas inexistentes en hoteles para desacreditar a nuestros jugadores. Y Scolari siempre tuvo palabras agrias y con tono fanfarrón hacia la Selección que había suplantado la histórica magia brasileña con la pelota. Porque España se apoderó del «jogo bonito»... hasta su también estrepitoso fracaso en este Mundial, que ni justifico ni maquillo. Y, para más «inri», pasó primero de Diego Costa y luego le echó a todo Brasil encima. Muy mal, Felipón.

«Jogo pesado»

Brasil ha traicionado su estilo y con Scolari lo ha convertido todo en un «jogo pesado», vulgar, amarrategui, agresivo. Qué lejos aquel Brasil del 70 de los Jairzinho, Gerson, Tostao, Pelé y Rivelinho; o la magia de Zico, Cerezo, Sócrates, Falcao, Bebeto, Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho... No, no me vale la excusa de la baja de Neymar, porque hasta el propio chaval, contagiado de su tosco seleccionador, llegó a afirmar antes de que le lesionara el colombiano Zúñiga que no importaba jugar bien, sólo ganar a cualquier precio. En el pecado de sus burlas a España han llevado la penitencia. Igual ahora lo entiendes, Quim...

Reírse del rival es de perdedor; Quim Domenech

Damián, siempre te has caracterizado por tener más afición a los refranes que sensibilidad. A mí sí me han conmovido las lágrimas de Brasil. Me ha dolido ver a un pueblo que ha perdido la ilusión y que se ha dado cuenta de que, una vez se ha quedado sin el sueño de ganar el Mundial, ya no tiene nada.Fue demasiado duro para ellos. Y no me refiero a los futbolistas, que junto al seleccionador Scolari, han sido los responsables del fracaso. Pienso en los millones de aficionados que recibieron cada uno de los siete goles como bofetadas. No lo merecen y no concibo que alguien celebre ese mazazo.

Demasiada crueldad

El rencor te puede, Damián. De la eliminación de España se alegró Brasil y todo el mundo que veía como quedaba fuera una de las favoritas al título. Pero no hay nada peor que celebrar la desgracia ajena. Ellos han creído, han soñado, como hiciste tú, con volver a ser la mejor selección del mundo. Y han tenido que ver como su estrella Neymar se quedaba fuera del torneo por una brutalidad de Zúñiga. Y han sufrido la baja de Thiago Silva por una decisión arbitral injusta. Demasiada crueldad para que encima te regocijes.

Complejo de inferioridad

Busca en ese refranero del que tanto tiras si dice algo parecido a esto: «Quien se ríe de un rival exhibe su complejo de inferioridad». Fíjate en el ejemplo de los alemanes: dieron una lección de fútbol y supieron ganar, como en los últimos años han sido señores en la derrota, incluso ante España. Tu alegría por la eliminación de Brasil es la mejor fórmula de tapar las miserias de «la Roja». Ellos han dado la cara, han pedido perdón entre lágrimas a su afición, cosa que por cierto todavía no han hecho los españoles. Y si no que pregunten a los centenares de personas que se quedaron tirados esperando el regreso de Del Bosque y compañía. No Damián, yo jamás me reiría de un profesional que lo ha dado todo y que al final ha recibido un severo castigo. La eliminación de Brasil fue justa. Tu alegría, no.