Bádminton
Carolina Marín: «La medalla, mamá»
Carolina Marín muestra a su entorno personal y deportivo como la clave para el oro en el Mundial
Con dos pancartas tan emotivas como artesanales recibieron los suyos a Carolina Marín en el aeropuerto de la capital. «Bienvenida bicampeona, tu familia orgullosa de ti» o «Carolina bicampeona del mundo». Esperándola estaban su novio Alejandro y sus padres, Gonzalo y Toñi. «Ellos son los que me han transmitido la pasión, el carácter luchador, el no rendirme. Ellos, que son unos padres trabajadores, me dejaron que disfrutara de lo que quería: primero fue el flamenco y ahora es el bádminton», aseguraba la onubense. El oro logrado en Yakarta se fue al bolso de su madre. Y poco después todo el grupo se desplazó a la que Carolina considera su segunda casa, la sede del CSD. Allí la esperaba Ana Muñoz y desde el Congreso llegó el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo. Recibió una raqueta de regalo y Carolina siguió coleccionando ovaciones.
Reclamó la medalla a Toñi –«La medalla, mamá»– y luego hizo un repaso de su entorno más cercano, los protagonistas que están detrás del último gran éxito del deporte español. La sombra de Fernando Rivas, su entrenador, fue permanente. No estaba en Madrid, pero fue casi tan protagonista como la bicampeona del mundo. Carolina le recordó; también a Anders Thomsen y Rafael Vázquez, sus otros entrenadores; a Ernesto García, el seleccionador; a Diego Chapinal, su fisio, y a Pablo del Río, su psicólogo, «la mente que me guía en cada uno de los puntos». Su futuro más inmediato está en Ibiza, donde también viajará su novio Alejandro. «Se trata de intentar aprovechar al máximo el tiempo que estamos juntos, que tampoco es mucho», comenta. No van de vacaciones, se trata de preparar su próximo torneo, en Japón el mes que viene.
¿Y del conflicto con la Federación y con su presidente, David Cabello? «Ahora lo que quiero es seguir centrada en mis entrenamientos y disfrutar del oro que creo que me he merecido», dijo con una seriedad que no la había acompañado en toda la mañana. Las heridas con la Federación no se han cerrado del todo.
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