Brasil
Alonso, camina o revienta
Parecía que iba a ser un sábado nefasto en la vida deportiva de Fernando Alonso. McLaren acababa de firmar la peor clasificación en sus 55 años de historia con un piloto al que despiden, Vandoorne, y otro que dice hasta luego a la Fórmula Uno, el propio bicampeón del mundo asturiano. Cosas del marketing o del destino, terminó siendo el del inicio de un excitante camino para Fernando: McLaren confirmó el mismo sábado que tratará de expiar sus pecados dándole un coche ganador en las 500 millas de Indianápolis de 2019, el único y gran objetivo de Alonso en estos momentos. Porque el piloto español está obsesionado con acceder al Olimpo de los pilotos, ese lugar al que solo ha llegado el mítico Graham Hill, el de la triple corona.
«Sería la mayor victoria en la historia del motor». Así, sin anestesia, respondía a la confirmación oficial de Fernando nada más y nada menos que Damon Hill, campeón del mundo de F-1 e hijo de Graham, lo que le otorga un plus de pedigrí al comentario. Y Alonso puede lograrlo, preparará la carrera con el rigor que merece. Ya no serán seis semanas, como en 2017, esta vez tendrá seis meses para gestionar su asalto final. Alonso quiere dejar un legado, que se haga referencia a él en el futuro como ocurre ahora con pilotos de la talla de Juan Manuel Fangio, Michael Schumacher, Ayrton Senna o el propio Graham Hill. Y eso sólo se consigue con grandes triunfos, los que las malas elecciones, la falta de suerte y el desastre de McLaren le han impedido hacer en la Fórmula Uno. Por él no será. Se dejará el alma en estos meses para inscribir su nombre en Indianápolis. Caminará o reventará, pero nunca se detendrá. Al menos, la pesadilla de la F-1 está a punto de acabar. En Brasil, donde celebró sus dos títulos mundiales, acabó penúltimo ayer. Qué pena este final.
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