Eurocopa 2016

Del Bosque debió rotar y dar oxígeno

La Razón
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Hay una máxima que suele dar buen resultado: lo que funciona no se toca. Pero se trata de elegir bien los momentos en los que sostener esa sentencia hasta llevarla o no al extremo. Del Bosque se lo tomó muy a pecho esta vez, un propósito de intenciones que, en teoría, venía a valorar la importancia que el seleccionador le daba a este tercer partido para evitar el lado oscuro de los cruces. Así que el técnico repitió su once tipo, el que habíamos empezado a recitar casi de memoria. Todo parecía ir bien, pero...

Cansancio

No se contó con el factor cansancio, con la evidencia también de que en eso de las rotaciones ni hay que evitarlas ni hay que exagerarlas. Equilibrio aquí también, palabra clave en el fútbol actual que España no tuvo por un cúmulo de factores. Había dudas y algún punto morboso por si el seleccionador utilizaba este tercer encuentro si no a beneficio de inventario, sí como una manera de darle mimos a algún jugador especial (Casillas), minutos a los que menos han jugado por aquello de tenerlos a todos contentos (todos parecían estar felices menos Pedrito, que ha sacado los pies del tiesto de manera lamentable), o preservar a algún indiscutible de las tarjetas (Sergio Ramos tenía una amarilla). Pero no, Del Bosque esta vez cambió ese libreto tan suyo de lo «políticamente correcto» para confiar técnica y físicamente en esos once hombres que nos habían subido la adrenalina y la moral en los dos primeros partidos.

Croacia, con más aire

Curiosamente, Croacia sí refrescó su equipo con una alineación rotatoria, no sólo con las bajas de los tocados Modric y Mandzukic. Tampoco salieron de inicio titulares como el central Vida, el lateral zurdo Strinic, el medio Brozovic y no tuvo hueco Kovacic y sí el chavalito de 20 años Rog. Croacia, al final, acabó más fresca que una lechuga y España nos dio el gatillazo. Volvemos a partir de cero.