Lisboa
Desde Lisboa: «Nos vemos en Milán»
Dos años después del mágico minuto y como si fuera una premonición, volví a Lisboa. Fue tres días antes de saber si el Madrid estará en Milán. Y va a estar. Volver a Lisboa tiene que ser una señal.
- Dos plazas
La plaza del Comercio es mi primer recuerdo de aquel día, abarrotada de madridistas y atléticos en hermandad. Ni una mala palabra. Después fui a la de Pedro IV, donde se situó la «fanzone» madridista. Actué como animador y entoné cánticos con la eufórica afición merengue. La estatua que preside majestuosa se convirtió en un graderío improvisado. Este finde la vi solitaria, pero en mi recuerdo seguía hasta los topes. Y escuchaba el ¡Hala Madrid!
- Cristiano, presente
Basta con pasear 15 minutos por Lisboa para percatarse de quién es Cristiano para los portugueses: chavales con el 7 a la espalda, tiendas con su camiseta en cada esquina (unas del Madrid y otras con su Selección). Pero siempre con el de Madeira como protagonista. Los lugareños me aseguran que «se venden de tres en tres porque es el mejor del mundo». Y me tranquilizaban: «Cristiano lo aguanta todo y si tiene que jugar con dolor, lo hará». Ya lo sé, amigos, pero toca esperar. Ojalá llegue y lo haga sin dolor.
- Tranvías que hermanan
Qué recuerdos, qué gran día que acabó con esa histórica Décima. Pero me gusta insistir en que nunca había visto nada igual. Nada comparable a esas dos aficiones siempre tan rivales, de la misma ciudad y jugándose nada más y nada menos que la Champions y sin ningún problema, sin ninguna trifulca. Cánticos enfrentados, pero con sonrisas. Los madrileños (todos) dieron un ejemplo de civismo, de comportamiento. Y los tranvías se convirtieron en un símbolo de ese buen «feeling». Iban repletos, con camisetas blancas y colchoneras entremezcladas. Unos invitaban a cerveza, otros cantaban con ironía, pero siempre en armonía. ¡Chapeau!
- Grande Javi de la Peña
Repetir la final sería igual de grande y emocionante... como peligroso. Por aquello de las «vendettas» del pasado. No me fío nada. El gol de Sergio Ramos en el minuto 93, un Atlético extramotivado... pero un Real Madrid eterno que no le teme absolutamente a nada. Y creo que sucederá. Estos recuerdos y mi regreso a Lisboa, para celebrar con todos mis compañeros de «El Chiringuito» la despedida de soltero del gran Javi de la Peña, y su «hasta luego» al programa, tienen que significar algo grande. Nos vemos en Milán.
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