Rugby

El Al-Ghandour del rugby

El Al-Ghandour del rugby
El Al-Ghandour del rugbylarazon

Han sido dieciséis años de espera, pero al final casi todo vuelve. El egipcio Al-Ghandour, el que escandalizó a media España con aquel horrible arbitraje en el Mundial de fútbol de Corea, ya tiene sucesor en la cámara de los horrores del deporte español. Se llama Vlad Iordachescu y, efectivamente, es rumano. En una decisión incomprensible, España se jugó su clasificación directa para el Mundial de Rugby con un árbitro cuya nacionalidad coincidía con la gran beneficiada por la derrota española: Rumanía. Una designación sospechosa a priori y que se confirmó durante el partido. Sibilino, sin llamar demasiado la atención, pero tomando decisiones que siempre contrariaban al equipo español. Eso cuando las tomaba, porque se vieron placajes de los belgas en los que solo les faltó meter los dedos en los ojos. Le dio igual. Un arbitraje malo, parcial y que benefició a su país, sí, pero que no justifica lo que ocurrió al final del partido.

Pésima imagen. El árbitro rumano tuvo que salir escoltado y casi a la carrera mientras los españoles le increpaban y aplaudían. Algo pocas veces visto en un partido de rugby a nivel internacional. Una imagen fea y triste, injustificable desde cualquier punto de vista. El rugby no es esto, desde luego. Y ellos lo saben. Hay que saber perder, morderse la lengua y pensar en la repesca. Que sean las autoridades del rugby español las que cursen las quejas pertinentes.

Hay esperanza. Luego está el deporte. A España le pudo la presión de estar en un Mundial veinte años después. El juego ágil que derrotó a Rumanía y que había ilusionado a la afición sólo se vio al final del partido, cuando España intentó la remontada a la heroica. Ahora toca la repesca. Un camino complicado, pero no imposible. Hay que olvidar, rehacerse y seguir soñando. Estos chavales merecen estar en ese Mundial.