Bota de Oro
El chiringuito de Pedrerol: Todos con Cristiano
La celebración de su gol en Getafe, el primero en esta Liga, habló por sí sola: todos corrieron hacia él, incluido el banquillo, porque sabían que lo estaba pasando mal.
La celebración de su gol en Getafe, el primero en esta Liga, habló por sí sola: todos corrieron hacia él, incluido el banquillo, porque sabían que lo estaba pasando mal.
Isco hizo magia con un balón extraordinario por encima de la defensa y encontró a Cristiano, que la reventó con la derecha para marcar su primer gol en esta Liga y darle la victoria al Madrid a cinco minutos del final. Todos los jugadores blancos salieron disparados hacia él, incluidos los del banquillo. No sólo porque fuera un gol importantísimo para el Madrid, que lo era. También porque sabían que Cristiano lo estaba pasando mal. Que estaba sufriendo sobre el campo. Que le estaba dando vueltas a ese balón que, aunque era fuera de juego, había fallado en boca de gol instantes antes. Sus compañeros le necesitan y ayer se lo demostraron.
Equipo por encima de todos
Esta fotografía dice muchísimas cosas. Zidane ha conseguido que el vestuario sea una piña, un grupo donde van todos a una, pensando en el colectivo, incluido Cristiano. Donde los futbolistas asumen su papel con naturalidad, desde los que juegan más hasta los que tienen menos protagonismo. El técnico francés ha logrado que el conjunto esté por encima de las individualidades. El equipo por encima de todo y de todos. Lo consiguió al poco de llegar y lo ha mantenido durante los cien partidos que acaba de cumplir en el banquillo del Real Madrid.
«Estamos contigo»
Cristiano estuvo lamentándose muchos minutos en el Coliseum de Getafe. Sabe que no puede fallar tanto. Que se le exige resolver los partidos, que eso es lo que se espera de él. Especialmente los que se ponen cuesta arriba. Por eso cuando al fin consiguió el gol, no lo celebró de forma normal. Tampoco se reivindicó. Ni cantó su «Siuuuuh». Festejó el tanto con rabia. Sacó todo lo que llevaba dentro. Se liberó. Fue un «ya era hora». Y sus compañeros lo sabían. Por eso toda la plantilla le rodeó y le dijo: «Cristiano, estamos contigo».
Es infeliz si no marca
Es cierto que Messi ya ha cantado 11 goles en esta Liga, aunque Cristiano se perdió las primeras cuatro jornadas por sanción y además sabe que el Balón de Oro ya está concedido y es suyo. Eso no le preocupa. Pero llevaba 27 remates sin haber celebrado ningún gol y, simplemente, quiere marcar en cada partido. El gol es su vida, su razón de ser, y es infeliz si no lo hace.
Por eso es quien es
Siempre quiere más. Desde que lloraba en silencio con once años en esa pensión de Lisboa, intentando que nadie le oyera, se propuso hacerse grande. Y caray si lo ha conseguido. Se ha convertido con esfuerzo y perseverancia en el goleador, devorador de récords y competidor insaciable que es. Está grabado en su carácter y por eso es quien es. Cuando se queda sin marcar, lo pasa mal. Cuando son tres jornadas seguidas, pierde la sonrisa.
Arropando al mejor
La celebración habló por sí sola. El equipo necesita al mejor Cristiano. Por eso, todos arroparon al máximo goleador. Todos con la estrella. Todos con el que da ejemplo en cada entrenamiento, en cada partido y también fuera del césped. Todos con el que mete los goles imposibles y los importantes. Todos con los que levanta siempre al equipo en los momentos complicados. Todos con el que marca diferencias. Todos con el próximo Balón de Oro. Todos con «The Best». Todos con Cristiano.
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