Atlético de Madrid
El Cholo más cobardica
Que Simeone le ha dado la vuelta al Atlético como un calcetín y le ha recolocado estos últimos años otra vez a la altura de su historia, es tan evidente como digno de un aluvión de elogios. A mí se me han agotado y lo aclaro, pero como ocurre con todos los entrenadores también el Cholo tiene sus sombras. Y últimamente está mostrando la faceta más cobardica y por ahí se le están yendo partidos en minutos finales fatídicos que se repiten con frecuencia (Chelsea en Champions) y puntos de oro (el sábado ante el Barça).
Saúl crece y crece
Precisamente ante el conjunto azulgrana, el técnico argentino mostró su faceta más conservadora. El primer tiempo del equipo rojiblanco fue aceptable, porque aunque dejó el balón y la famosa posesión al Barça, hubo tiempo para controlar también el esférico y enlazar buenas combinaciones y pases. Así llegó el golazo de Saúl, un futbolista completo, el mediocampista total, que crece y crece con auténticas obras de arte y que está entrando por méritos propios en el santoral de la hinchada. Incluso Griezmann pudo haber ampliado el marcador cuando el Atlético de Madrid se acordó de que los partidos se ganan también llegando al área, o en ataque estático o con contras de manual. Ter Stegen, cierto, salvó ahí al Barcelona.
Pero el segundo tiempo del Atlético fue un monumento a la mediocridad y al pánico, un encerrarse numantino tan asustadizo como peligroso que acabó castigándole con el empate de Luis Suárez. Porque una cosa es realizar el repliegue defensivo y los sistemas de ayudas con el orden «cholista» y «rigor táctico», y otra convertir eso en «rigor mortis», que fue lo que pasó.
Tampoco ayudaron los cambios del técnico argentino y el joven corazón del Wanda Metropolitano se puso a temblar en esa última falta que Oblak le paró a Leo Messi cuando el partido estaba casi acabado. Hay que mejorar esa cruz del Cholo.
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