Fernando, dinos la verdad

Algunos se mostrarán extrañados por el titular que encabeza este artículo. Dirán que la carrera de Fernando Alonso en Bakú fue espectacular, que hacer séptimo con un coche muy tocado tiene un mérito incalculable y que hasta el propio Fernando habló en términos grandilocuentes («la mejor carrera de mi vida») de su desempeño. Muy bien, los aplaudidores habituales estarán retozando en este éxito. Y yo, sin quitar un ápice de mérito al «carrerón» de Alonso, que no pudo hacer más con lo que tenía, le reclamo desde aquí que nos cuente la verdad, que confiese de una vez la realidad: su temporada se encamina hacia un nuevo fracaso. Entendiendo como tal la diferencia entre las expectativas y los hechos, claro. Tras tres años vergonzosos, esta temporada, la que nos vendieron (y nos creímos) como la de la recuperación, la de los podios y la de, incluso, alguna victoria, se está convirtiendo en la de resistir, puntuar y sonreír. Y no. Eso está muy bien si conduces un Willams y te apellidas Stroll, pero no si conduces un McLaren, te llamas Fernando Alonso y estás considerado el mejor piloto de la parrilla.

Fernando logró echar a Honda con un ultimátum al equipo y con varios palos en la Prensa. Hablaba de forma directa y a la yugular de la firma japonesa. Este año ha cambiado la táctica. Se muestra afable y optimista ante los medios, haciéndose valer como nunca, pero utiliza otras herramientas para mostrar su malestar. Alonso ha comenzado a mover ficha, y nada mejor que los viejos amigos para este tipo de tareas subterráneas. Y si encima se apellida Briatore, mejor. El italiano lanzó duras críticas a McLaren y ya sondea a los tres equipos punteros por una simple razón: los británicos no van a dar a Alonso el tercer título. Es hora de decir la verdad

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