Atlético de Madrid
Salivazo al fútbol en Vitoria
A este Atlético del sábado en Vitoria no lo reconocería ni la madre que lo parió. El equipo del Cholo jugó un partido terrorífico, malo como la carne de pescuezo, sin fútbol ni lo que difícilmente resulta digerible desde que el Cholo es el jefe supremo por méritos indiscutibles, sin INTENSIDAD. Ni siquiera sirve de consuelo el empate a nada ante el Alavés, que bailó a los rojiblancos y al que sólo le faltó puntería para provocar un agujero negro. Si no ocurrió eso fue por culpa de Moyá, un gran portero y un profesional 10, que está cubriendo con notable alto la baja de Oblak y que el sábado salvó a sus compañeros de una derrota que se ganaron a pulso con un partido general horroroso.
- Moyá... y Torres
Dicho esto, lo peor llegó al final. Fue un cruce de salivazos entre Deyverson y Godín que firmaron de esa manera tan antideportiva lo que acabó siendo un asco de partido (con perdón). No acabaron ahí las desgracias de este duelo que el Atlético debe olvidar para siempre, salvo que el Cholo lo utilice ya para leer la cartilla a la tropa. Nadie circuló el balón, nadie supo leer el encuentro, nadie se cosió el balón al pie, nadie le metió caña a la famosa intensidad... Sólo la salida tardía, como otras veces, de Fernando Torres, le dio vidilla al equipo rojiblanco, al escudo. El «Niño» lo intentó los minutitos que jugó y pidió a gritos la titularidad ante el Barça.
- Gameiro y Carrasco
Porque resultó también infumable el enfado de Carrasco al ser sustituido (pegó una patada a una botella de agua al sentarse en el banquillo), y las caritas de Gameiro cuando le quitó Simeone. Porque en medio del desastre colectivo, ellos dos estuvieron especialmente grises, espesos, confundidos. Lo que faltaba, gestitos en los cambios... mal. El Cholo tiene tarea.
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