Dopaje

Armstrong, en el diván de Oprah

Armstrong, en el diván de Oprah
Armstrong, en el diván de Oprahlarazon

- Es un ritual de la cultura estadounidense: cuando un famoso comete un error que hace peligrar su reputación con consecuencias en su cuenta corriente, se sienta en el diván de Oprah Winfrey, la reina de la comunicación en Estados Unidos. Durante el programa, la presentadora de televisión más famosa del país pregunta al «vip» de turno lo que todo el mundo quiere saber. La celebridad se confiesa, a veces llora y siempre se arrepiente. Michael Jackson habló con Oprah sobre su terrible infancia y desmintió que se había operado la piel para ser más blanco. Oprah le creyó y también el resto de Estados Unidos. También pasó Bill Clinton para promocionar su libro en 2004 tras el escándalo de Monica Lewinsky. Tom Cruise confesó su amor por Katie Holmes... Oprah logró que el país entero se pusiera a régimen y también provocó un descenso en el consumo de carne después de que expresase su miedo por la calidad de este alimento.

Ahora es el turno de Lance Armstrong. El 17 de enero se emitirá la entrevista, ya grabada, en «prime time», a las 21:00 horas en el canal OWN y www.oprah.com. Fuentes cercanas a Armstrong aseguran que en la conversación el ex ciclista admitirá el uso de drogas para mejorar el rendimiento a pesar de que ha negado durante años la utilización de cualquier sustancia no autorizada. De esta forma, Armstrong comienza con esta intervención de 90 minutos en televisión desde su casa de Austin (Texas) la campaña para lavar su imagen. Será la primera vez que tenga un encuentro de este tipo ante las cámaras desde que le retiraron los siete Tours.

Armstrong pretende como fin último salvar su imagen profesional. En las últimas semanas está participando en Estados Unidos en diversos foros de cooperación internacional y superación personal y su gran objetivo es convertirse en atleta de triatlón. Lance, que ha optado por «confesarse» con Oprah, también ha valorado la posibilidad de escribir un libro autobiográfico. Pero, tras analizar las posibilidades, sabe que si Oprah –por cuyo respaldo lucharon a brazo partido en las elecciones internas los demócratas Hillary Clinton y Barack Obama en 2008– le perdona, le será mucho más fácil ganar el favor del público y, lo que más importa, de los anunciantes.