Ciclismo
Contador: «Mi forma no es extraordinaria»
Contador no está como quiere, pero confía en que a «Froome se le haga largo el Tour». Valverde le echó de menos el domingo para hacer más daño a Froome
En la Baule, a donde Alberto Contador llegó el domingo por la noche después de coger un avión hasta Nantes para amanecer el primer día de descanso ya entre los magníficos castillos del Loira, se refugia en el optimismo al que invita la experiencia y tanta batalla vivida y ganada, a eso de que la última semana siempre es la suya y que, visto lo visto camino de Bagnères de Bigorre, «es posible que a Froome se le haga largo el Tour».
No tiene suerte Contador. Tantos años siendo el más fuerte de las vueltas por etapas y siempre solo, sin compañeros que lo refugiaran en las montañas. Y ahora que los tiene, a Rogers, a Roche y al increíble Kreuziger, le faltan las piernas. «Mi estado de forma no es extraordinario», reconoce.
El próximo asalto, la crono de mañana en el Mont Saint Michel. 33 kilómetros llanos, «difíciles para mí, pero daré el ciento por ciento» cosa que, dice, prefirió no hacer el domingo: «Estuve analizando la carrera y al final pensé que era un ataque sin sentido, porque quedaban 30 kilómetros para meta –en el momento en que Quintana movió con sus ataques el grupo de favoritos– y había todavía muchos corredores en el grupo, ya que la anterior subida no había sido muy dura y pensé que era mejor guardar las fuerzas para la próxima contrarreloj».
Ver al Sky desmenuzado y a Froome solo «siempre es bueno; nos sorprendió. Si se da otra ocasión así intentaremos aprovecharla», dice. «Yo voy a intentarlo, porque a todos nos duelen las piernas y si no piensas que puedes conseguirlo, es imposible lograr nada. A veces hay que tomar riesgos e intentar algo».
Mientras, lejos del Atlántico y refugiados del viento, a unas 50 millas del oleaje, en Vigneux en Bretagne, reposa el Movistar. Los chicos de Eusebio Unzue repasan aún su exhibición de poderío, se recrean en cómo descosieron al Sky el domingo, pero deben responder a las preguntas de qué pasó al final, porque no hubo más ataques, por qué no se lanzaron a hacer más daño en La Hourquette d'Ancizan, ya que el trabajo duro estaba hecho: Froome solo temblando con la sola compañía de su coche desde el que, como en un impulso último antes de morir, le repetían continuamente por el pinganillo: «Todo está bien, Chris, no debes preocuparte por nada».
Encuentra Alejandro Valverde, bravo segundo de la general individual y único, parece, rival del keniano, la respuesta a esas dudas en la falta de alianzas. «Nos faltó el Saxo de Contador para hacer más daño. Hablé con Alberto y acordamos colaborar para distanciar a Porte, pero después sólo tiramos nosotros». Le apena al murciano que «será difícil encontrar una situación así», que de haber tenido colaboración el daño al Sky hubiera sido mayor. «Pero no fue así. Sólo lo intentamos nosotros».
Pero piensa también Alejandro Valverde, «en el mejor momento» de su carrera, que «si Froome se queda en los Alpes se le puede hacer mucho daño». Que está contento, dice, pero que «sería mucho más feliz» si gana. «Intentaré aspirar al amarillo, pero manteniendo lo que tengo, que es muy importante».
A su lado, sentado, está Nairo Quintana, que le escucha y le mira, casi como un hijo a un padre. Con esa misma admiración. Como a un ídolo. «Alejandro es un ejemplo a seguir, no como otros corredores que se creen los mejores del mundo», asegura.
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