Ciclismo
El arte de mantenerse en pie
Kruijswijk, uno de los favoritos, se retiró tras caerse. Contador saltó a otro ciclista para librarse
Kruijswijk, uno de los favoritos, se retiró tras caerse. Contador saltó a otro ciclista para librarse
Un despiste en el descenso del Agnello terminó con Steven Kruijswijk en el suelo y la «maglia» rosa que portaba en las espaldas de Chaves antes de acabar perteneciendo a Nibali definitivamente. «Cometí un error estúpido», confesaba después el holandés, que hasta entonces se había mostrado como el más fuerte de la carrera. «Quería comer y beber y seguir a los demás», aseguraba. Quedaban dos días para el final, pero sabía que había perdido el Giro.
Cerca del 1,80 de altura, se ha esforzado para mantenerse en un peso ligero que le permita competir en las cuestas con los más pequeños. La eterna promesa del ciclismo holandés entendió el año pasado en la carrera italiana que ya estaba preparado para hacer algo grande. Falló en el Giro de este año, donde acabó siendo cuarto después de haber sido líder durante cinco días. En la Vuelta estaba dispuesto a intentarlo de nuevo. Llegó falto de fuerzas después de haberse puesto enfermo en los Juegos de Río, pero las primeras jornadas lo animaron. «Estoy feliz. Comenzó bien la Vuelta», decía después de la contrarreloj por equipos inicial. Pero su suerte se estrelló ayer contra un bolardo.
Quedó tendido sobre la acera, con la clavícula dolorida. Su compañero Robert Gesink fue el primero en correr a atenderlo. Después llegaron los servicios sanitarios para inmovilizarle el brazo. Kruisjwijk ya sabía que se había acabado todo otra vez, que ya habrá tiempo el año que viene de empezar de nuevo. El holandés, nacido en Nuenen, el mismo pueblo en el que Van Gogh pasó dos años de su vida viviendo y creando y que le ha dedicado un museo, acaba de renovar por dos años con el Lotto Jumbo. Dos años más para intentar conseguir el triunfo en una grande que se le escapa.
Kruijswijk no fue el único de los favoritos que tuvo problemas ayer. Después de la suya hubo otra caída en la que se vio inmerso el colombiano Chaves. Aunque con más suerte.
Contador se libró por poco del desastre. «Esta vez, afortunadamente, ha sido justo delante de mí, he podido saltar por encima de la pierna de un ciclista y me he librado. Estos finales son peligrosos», aseguraba. Alberto Contador se quedó allí parado, en el lugar del golpe, para preocuparse por la salud de su compañero Kiserlovski. «Tiene toda la pinta de que es la clavícula», aseguraba el de Pinto. Al menos Kiserlovski pudo volver a subirse a la bici y esperará a los resultados de las pruebas médicas para saber si continúa en carrera.
«Ha sido un final caótico», explicaba Samuel Sánchez en la llegada. El líder, su compañero Atapuma, se quedó cortado, pero le aplicaron el mismo tiempo que a los primeros porque la caída se produjo en los últimos tres kilómetros. «Había que estar delante», explicaba Valverde. Él se metió entre los primeros, pero no pudo disputar la victoria porque se quedó encerrado. Ganó, otra vez, Meersman.
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