Ciclismo
El Tour más difícil de Froome
Absuelto de su positivo, el keniano, que fue abucheado en su presentación, busca su quinta «Grande Boucle», tras ganar el Giro.
Absuelto de su positivo, el keniano, que fue abucheado en su presentación, busca su quinta «Grande Boucle», tras ganar el Giro.
En mi época, ganábamos el Tour y éramos héroes. Ahora son sospechosos». Reflexiona Perico Delgado estos días que su nombre va a estar en la boca, en los chistes y también las siestas de todos. No le falta razón al de Segovia. Su época fue la previa a la Operación Puerto, a Lance Armstrong, a Landis. A tantos y tantos positivos. También la época de Perico fue previa al gran escándalo que ha vuelto a poner al deporte de las dos ruedas en entredicho: el positivo de Froome por salbutamol en la pasada Vuelta a España.
Estos nueve meses han sido de una tensa espera para todos. Para el corredor y su equipo, sin saber qué iba a ser de su futuro y tratando de aparentar una normalidad que han llevado a rajatabla. Para el Giro, que desembolsó más de dos millones de euros por su presencia, una carrera que el keniano de pasaporte británico acabó ganando con una exhibición antológica en la Finestre. Esa incertidumbre se ha extendido también a la Vuelta, que ha vagado como alma en pena estos nueve meses, esperando una resolución para saber quién era el ganador.
En ese mar de dudas se ha ahogado también el Tour. La carrera de las carreras. A la que Froome no estaba dispuesto a renunciar a no ser que hubiese una sanción firme por parte de la AMA y de la UCI. Pero el Tour está cansado de que la historia contemporánea en sus libros se escriba a base de dopaje. No quiere más escándalos. Así que, un poco por presionar a la UCI y otro poco por demostrar quién manda en el mundo del ciclismo, la ronda gala no se anduvo con remilgos. A través de una filtración decretó que Froome iba a ser vetado de su carrera.
Pueden hacerlo. Su reglamento, en el código 28.1, le permite reservarse el derecho de admisión a cualquier ciclista que pueda dañar la imagen de la prueba. Como si fuese una discoteca. Si no vienes limpio, no entras. Eso aceleró las cosas. Apenas un día más tarde, la UCI emitía su veredicto: absolución. Froome quedaba libre. A volar.
Pero el Tour no le quiere. Y Francia, tampoco. El jueves en la presentación de equipos ya se lo dejaron claro. La salida del Sky fue recibida con desagradables abucheos y silbidos y cuando él tomó la palabra, los decibelios subieron de nivel. Imposible no escucharlos. «Los franceses son personas justas y con una mente aguda», ha dicho él en «Le Monde», donde ha escrito una carta. El único lugar donde ha hablado, a excepción de la rueda de prensa con todo su equipo previa al inicio del Tour. Nada de entrevistas, nada de preguntas.
«Quiero señalar que no hay beneficio en el rendimiento al usar un inhalador para el asma, sino que es un tratamiento médico. El año pasado, cuando estaba en el podio de los Campos Elíseos dije que nunca deshonraría el maillot amarillo. No lo he hecho y no lo haré. Amo este deporte. Ganar una carrera basándome en una mentira sería una derrota personal para mí. No me podría permitir que eso ocurriera», afirma. Mientras tanto, no puede evitar que el mundo no sospeche de él.
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