Vuelta a España

Ciclismo

El vuelo de Froome

El británico arrasa en la contrarreloj de Calpe y consigue que la Vuelta llegue viva a la etapa de hoy en Aitana. Contador se arrima al podio.

El ciclista español del equipo Tinkoff, Alberto Contador, el colombiano Nairo Quintana, su compatriota, Esteban Cháves y el británico Chris Froome, a su llegada a la meta
El ciclista español del equipo Tinkoff, Alberto Contador, el colombiano Nairo Quintana, su compatriota, Esteban Cháves y el británico Chris Froome, a su llegada a la metalarazon

El británico arrasa en la contrarreloj de Calpe y consigue que la Vuelta llegue viva a la etapa de hoy en Aitana. Contador se arrima al podio

Jonathan Castroviejo esperaba sentado en la silla destinada al corredor que marca el mejor tiempo en la contrarreloj. Había superado en 40 segundos al sueco Ludvigsson y sólo le quedaba compararse con los mejores. Iban pasando por la última línea incapaces de destronar a Castroviejo. Hasta que apareció Chris Froome. El británico había destrozado ya los mejores registros parciales y cumplió con su rutina en la meta. Igual que le había sucedido en los Juegos de Río, donde mantuvo la medalla de bronce hasta la llegada del último corredor, «Castro» tuvo que ceder su sitio a Chris Froome.

Pero Castroviejo no era el rival. La victoria de Froome era para el británico sólo un instrumento necesario para llegar a la victoria final. Los tres Tours que ha ganado y haber cumplido ya sus objetivos esta temporada con la victoria en la carrera francesa y la medalla de bronce en la contrarreloj olímpica no le quitan las ganas de conseguir su primer triunfo en la Vuelta. Podía haberse dado por vencido después de la catástrofe de Formigal. Perdió 2:37 y cualquier otro hubiera perdido también la esperanza de ganar. Pero él, no. «Seguimos luchando», decía en el segundo día de descanso. «Seguimos luchando», decía ayer después de haber dejado las cosas casi igual que estaban antes de la etapa de Formigal. Dos minutos dieciséis segundos recuperó a Quintana después de haber doblado a Chaves cuando apenas había superado la mitad del recorrido. «Los únicos dientes que me sobraron fueron los de la boca. Tenía que abrir bastante para coger aire», explicaba Quintana cuando le preguntaba si había utilizado más desarrollo del que podía mover con comodidad en la contrarreloj. A Nairo se le hizo larga, más de lo previsto. Desde que comenzó a vestir el maillot de líder siempre habló de que necesitaba llegar con tres minutos de ventaja a la contrarreloj. Tenía 37 segundos de más, pero pensaba estar más cerca de Froome ayer.

Quintana sufrió, como sufrieron todos por culpa del recorrido y el aire. Pero el que más sufrió fue Samuel Sánchez. El asturiano, que estaba defendiendo bien su puesto entre los diez primeros de la general, sufrió una terrible caída que no consiguió hacerle bajar de la bici. Entró en meta llorando, con el codo derecho sangrando y con el costado izquierdo embarrado y dolorido. El brazo derecho lo apoyaba en el potenciómetro mientras dirigía la bici con el izquierdo.

Contador también pensaba acercarse más al británico. Perdió casi dos minutos con Froome y sólo recortó diecinueve segundos a Quintana. Suficiente para desplazar a Chaves del podio, pero no para ganar la Vuelta sin necesidad de una nueva hazaña. «Sólo tengo que vigilar a Froome», dice Nairo. El líder espera más un ataque del Orica para recuperar un puesto entre los tres primeros con Chaves que un nuevo alarde de estrategia de Alberto como en Formigal.

Froome se centra en ganar su primera Vuelta sin pensar en lo que pasó en Formigal. «No soy el tipo de persona que piensa en lo que podría haber pasado». Sólo piensa en lo que puede pasar.