Ciclismo

Francia

Partida de póker en los Alpes

Con cinco puertos, sólo Purito Rodríguez, en el último, intentó moverse entre los favoritos. El Movistar Rui Costa ganó su segunda etapa

El portugués del Movistar Rui
El portugués del Movistar Ruilarazon

El portugués del Movistar Rui Costa logró hoy en el Grand-Bornand su segundo triunfo en el Tour de Francia centenario, el tercero en su carrera en la ronda gala.

Al final de la megaetapa del Tour, en la que se madruga para descender del Alpe d'Huez, donde duermen todos los equipos para evitar los atascos del descenso la misma noche de la etapa; del Glandon casi de salida; con las piernas frías, bueno no, que muchos hicieron lo del dichoso rodillo antes de pasar por el control de firmas; el temido Col de la Madeleine, el de Tamiè, l'Epine y la Croix Fry con su descenso encharcado por la lluvia que no cesa, al final de todo eso... cuando por le Grand Bornand cruzan los ciclistas y paran el pulsómetro, se miran unos a otros y no ven apenas nada en el rostro de cada rival. A estas alturas del Tour ya es difícil diferenciar entre una cara reventada y una expresión de estar muerto. Todo es lo mismo.

Pero a estas alturas también hay un líder sólido con más de cinco minutos sobre el segundo, sólo una batalla por librar, la de hoy en el inédito Annecy Semnoz. Por eso, a veces, el incomprensible de los ojos atónitos que se dibujan al ver las imágenes de la etapa que prometía poner patas arriba la lucha por el pódium, cuando el Saxo Bank de Contador se pone a tirar haciendo el trabajo más fácil a Froome y con ello, diciendo que el madrileño, o al menos los coches que le dirigen, se conforman con el segundo puesto amarrado aunque luego el madrileño en meta dice que no, que en realidad tiraban para defender la clasificación por equipos que lideran por delante del Leopard mientras la fuga, Nieve, Dani Navarro –espléndido octavo en la general–, Plaza, Rojas...caminaba entre los puertos.

Se esperaba batalla, no, mucho más que eso. Se esperaban cañones cargados y francotiradores a mansalva y al final tan sólo fueron balas de fogueo. «Todos pensábamos que iba a haber una guerra impresionante y al final se ha ido tranquilo», decía Purito, quinto y que hoy en Annecy espera que «pegue bien el calor para que sea más duro aún» para batirse el cobre con Nairo Quintana por el tercer puesto. La victoria de etapa no le interesa. Por eso el desentendimiento ayer con la fuga numerosa, de la que saltó Rui Costa en medio del diluvio sobre la Croix Fry y le dio al Movistar su segunda alegría. Por detrás sólo arrancó Purito. «Me parecía que me estaba comiendo el mundo, he mirado para atrás y me han seguido todos», dice. El primero Nairo, luego Contador y también Froome. Una mano de cartas escondida en la cima y el póker abajo en le Grand Bornand. Los ases, para hoy.