Ciclismo

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Pesan los años en el ciclismo español

Con Samuel Sánchez, Purito Rodríguez, Valverde y Contador metidos en la treintena, el futuro es oscuro

Pesan los años en el ciclismo español
Pesan los años en el ciclismo españollarazon

Es ley de vida y el cambio generacional, inevitable. Las viejas arrugas de la piel y las patas de gallo de los viejos tienen que dar paso a la tez radiante y tersa de los jóvenes. A su ilusión. En el ciclismo sucede igual, con las caras, pero sobre todo con las piernas. De repente, los mocosos osan retar a aquellos gigantes que un día veían por la televisión y a los que, de un día para otro, empiezan a batir. Nada se puede hacer contra el devastador paso del tiempo, por mucho que se quiera frenar, ralentizar. Eso le pasa al ciclismo español. Las cuatro grandes estrellas en la actualidad, Contador, Joaquim Rodríguez, Valverde y Samuel Sánchez, ya superan con creces la treintena, aunque todos siguen siendo competitivos. Pero la fuente de la vida eterna sólo existe en los cuentos.

El punto y final

Y llegará un día, más pronto que tarde, en que los cuatro dirán basta. Se bajarán de la bicicleta para siempre y esa maravillosa generación de ciclistas ganadores españoles pondrá su punto final. Adiós. Puede que sea además el balazo definitivo que dispare de muerte a un ciclismo español en el ocaso, con el mejor momento presente de sus corredores; pero que se ha quedado con un solo equipo «World Tour», el Movistar, tras la desaparición del Euskaltel-Euskadi y con menos carreras en el calendario nacional que nunca. Un desierto en el que, sólo a los ojos de los más alucinados, que lo cabalgan sin encontrar salida, se puede vislumbrar a lo lejos un oasis. Dos perlas en fase de ser pulidas: Jesús Herrada y Ion Izagirre. Son los últimos campeones de España en ruta, tiene 24 años el conquense y 25, el vasco. Con su edad, Pinot y Bardet están peleando por el podio de París.

«En España se tarda más en madurar, o eso parece. Mira Kwiatkowski, que también es de nuestra generación. Nosotros, por una cosa o por otra, tardamos más en llegar», se defiende Herrada. Pero lo cierto es que a su edad, su líder, Alejandro Valverde, ya se había ganado el apodo de «El Imbatido», y Alberto Contador ya había ganado su primer Tour de Francia. «Pero no te puedes comparar con ellos porque ves el palmarés que tenían con nuestra edad y asusta. Cada uno tiene su proceso de maduración, puede ser una cuestión de mentalidad o de físico», argumenta Ion Izagirre. «Nosotros vamos a otro ritmo», añade Herrada. Y van, en parte porque su espacio en el Movistar queda limitado a trabajar para los líderes. Su progresión ganadora está cortada por Nairo Quintana y Alejandro Valverde. No hay espacio para que ellos ganen y marcharse fuera no es una opción. Porque no hay nada. «Tiempo al tiempo», calma, sugiere Izagirre, «cada corredor tiene sus cualidades y no todos valemos para vueltas grandes o mundiales. Nosotros tenemos que ver cuál es nuestro sitio».

En ellos, en Carlos Verona que milita en el Omega, en Carlos Barbero, que tendrá que buscar una salida a la desaparición del continental Euskadi, y en David de la Cruz, caído y operado de la clavícula en el Tour, en sus manos, o mejor dicho, en las piernas de ellos, está el futuro de la España ciclista, un país acostumbrado a ganar en las grandes vueltas y que no lo hace desde la Vuelta de 2012, en la que brillantemente se impuso Alberto Contador a Joaquim Rodríguez. No hace tanto tiempo. El éxito de hace dos años todavía huele a verde; puede considerarse reciente. El problema es que son ellos, los cuatro magníficos, o ninguno. Y eso sí que preocupa.

El Tour no ve una bandera española izarse en los Campos Elíseos celebrando un triunfo desde el año 2010, que no es el siglo pasado. La victoria fue obra también de Contador, Tour del que fue después descalificado por el positivo por clembuterol. La última victoria de etapa española en la ronda francesa: Valverde, en 2012 en Peyragudes.

«Va a ser difícil que salga gente como ellos», comenta Herrada. Quizás entonces, nos daremos cuenta de la grandeza de lo que un día lograron.