Champions League
Con el orgullo no es suficiente
Real Madrid- Eibar
CR y Bale se juntan
Sorpresa, alarma. Un Eibar respondón. «Press» y castigar el pasillo derecho. A los cinco, golazo armero. Comienza la operación remontada. CR y Bale se multiplican. A veces desordenadamente, insisten. Pronto, el premio. Bale empata. El partido nuevo tiene un denominador: equilibrio. Sin dueño en la zona ancha. Todo abierto.
El Real Madrid, sin ideas
Esperábamos una salida dominadora del Madrid buscando, pero nada más lejos de la realidad. Los cambios no desvelan los interrogantes. La inseguridad defensiva va más allá de lo individual, es un problema de funcionamiento. La sala de máquinas sigue colapsada (Modric es imprescindible y Casemiro, irremplazable). Bale lo intentó todo, pero no fue posible.
Celta-Barcelna
Naufragio en las rías
Quince minutos sirven para que el Barça demuestre que no iba con salvavidas. El Celta ahoga la salida de balón, recupera y sentencia. Tan fácil como absurdo. Mandó al inicio con ocasiones de Neymar y Suárez. No se preveía el desenlace, pero los de Luis Enrique tenían un error en la cartografía: anunciaba temporal y el técnico no lo previno.
Ahogarse en la orilla
Reacción era el grito en el vestuario. Iniesta, el portador del mensaje. Era posible. En el 10’, Piqué da luz a la esperanza. El dominio es total, llega el penalti y Ney acorta distancias. El Celta, entregado, el Barça sueña con el triunfo. El árbitro perdona un penalti claro a Neymar y Ter Stegen se encarga de dar el golpe definitivo al sueño.
Valencia-Atlético
Una trampa previsible
El Atlético elabora la trampa (regala el balón para buscar el espacio), pero los «che» no lo aceptan y manejan el mismo guión. Los rojiblancos ejercen de dominadores, pero aparece Alves. Un espejismo. El partido se equilibra... en barullos. Sólo el penalti con dos protagonistas: Griezmann (no debe lanzar más) y Alves, un Superman.
Apuesta con v (velocidad)
El Cholo mueve las fichas: el argumento es correr y el vértigo. ¡Bingo! Torres sale y decide. Griezmann lo sella. El partido se rompe. El gol, una losa para los «che». Alves y la exigua renta mantienen vivos a los de Voro. La sentencia ante tanto desorden e improvisación es cuestión de tiempo. El milagro lo tiene Mangala... Perdona. Gameiro pone justicia.
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