Juegos Olímpicos

Moscú

Dos leyendas del deporte soviético encienden el pebetero olímpico en Sochi

Dos leyendas del deporte soviético, el portero de hockey sobre hielo Vladislav Tretiak y la patinadora Irina Rodniná, encendieron hoy el pebetero en la ceremonia de inauguración de los XXII Juegos Olímpicos de Invierno en la ciudad rusa de Sochi.

Los veteranos relevistas portaron en el estadio Fisht la misma antorcha que en noviembre pasado viajó por primera vez en la historia de unas olimpiadas a la Estación Espacial Internacional.

En medio de una gran ovación e iluminados por los flashes, Tretiak y Rodniná abandonaron el estadio para encender juntos el pebetero, que se encuentra en el corazón del parque olímpico de Sochi, a orillas del mar Negro.

Tretiak fue tres veces campeón olímpico y diez veces campeón mundial con la Unión Soviética entre 1970 y 1984, mientras Rodniná repitió esa proeza en la modalidad de patinaje sobre hielo en parejas entre 1969 y 1980.

La llama olímpica llegó al estadio de manos de la tenista María Sharápova, que vivió varios años en Sochi, a la que siguió la doble campeona olímpica en los juegos de verano, la pertiguista Yelena Isinbáyeva, que se encuentra embarazada.

Seguidamente, le tocó el turno al legendario luchador Alexandr Karelin, triple campeón olímpico, y a la campeona olímpica de gimnasia rítmica, Alina Kabáeva.

Estos fueron los elegidos para poner fin a 123 días del relevo olímpico más largo de la historia, ya que la antorcha recorrió más de 65.000 kilómetros en manos de 14.000 relevistas.

Desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, diera el pistoletazo de salida al maratoniano relevo al encender la llama olímpica en la Plaza Roja el 6 de octubre de 2013, la antorcha viajó al espacio, al Polo Norte y al lago Baikal, el más profundo del planeta.