Rally Dakar
Dunas, mucha aventura y un entrenador
La edición más dura del Dakar desde que se disputa en Suramérica arranca hoy en Lima
La edición más dura del Dakar desde que se disputa en Suramérica arranca hoy en Lima.
«Hemos diseñado un Dakar que me hubiera encantado correr», dice Marc Coma, múltiple ganador de la prueba en moto y ahora ideólogo de las 14 etapas de la edición que arranca hoy en Perú. Para el cuarenta aniversario del rally más mítico, los organizadores han ideado la versión más dura y salvaje desde que hace diez años la prueba dejó África por motivos de seguridad y se trasladó a Suramérica. La intención siempre fue mantener el espíritu de supervivencia y aventura con el que nació la carrera en 1978 y este año parece que se han superado. Casi 9.000 kilómetros entre Lima y Córdoba, con 4.500 de ellos cronometrados y unas condiciones geográficas y meteorológicas extremas. Tres países: Perú, Bolivia y Argentina por los que pasarán 525 participantes repartidos en 337 vehículos que tendrán días de calor asfixiante, noches heladas y cinco jornadas por encima de los 3.000 metros de altitud, algo muy exigente tanto para el físico de los pilotos como para el rendimiento de los motores.
Supervivencia pura y dura con más protagonismo para la navegación fuera de pista. Todos reconocen que no será tan importante ser rápido como saber orientarse entre dunas y desiertos de arena, al más puro estilo africano de las primeras ediciones. El regreso a Perú regalará a los participantes kilómetros y kilómetros entre gigantes arenosos, que pueden empezar a registrar las primeras diferencias importantes entre los favoritos al triunfo final. Después llegará el altiplano boliviano, con su gran altitud y el maravilloso salar de Uyuni, perfecto para disfrutar un paisaje único, pero muy hostil con las mecánicas y los competidores. La parte final del recorrido vuelve a ser en Argentina, una combinación de trayectos complicados de arena y piedras y otros veloces al más puro estilo del Mundial de Rallys. Precisamente en uno de sus santuarios, Córdoba, se coronará a los héroes el próximo día 20 de enero.
Un lugar de muy buen recuerdo para Carlos Sainz, que afronta su último enero manchado de polvo. El madrileño es uno de los grandes candidatos, como el resto de los componentes del equipo oficial Peugeot, que también incluye a Stephane Peterhansel, vigente campeón y no por nada conocido como «monsieur Dakar». Sebastien Loeb completa la escuadra francesa, que luchará contra los Toyota oficiales, especialmente el de Nasser Al Attiyah, príncipe absoluto del desierto y que busca su tercer triunfo. Nani Roma intentará sorprender con un Mini en su participación número 22, mientras que Cristina Gutiérrez tratará de mantener el buen nivel de su estreno el año pasado. El reto de Laia Sanz en motos será mejorar el puesto 15º de hace dos años, y el de Isidre Esteve, volver a ser realmente competitivo gracias al apoyo de Repsol.
Pero si algo tiene de especial el Dakar es que la mayoría no aspira al triunfo final. Se trata más bien de superar el reto que proponen la naturaleza y los límites de cada uno. Esto es parte del magnetismo que convierte esta prueba en algo distinto y que lleva a André Villas-Boas, ex entrenador del Chelsea y el Tottenham, a debutar al volante de un Toyota: «Es un sueño que tengo desde niño. Toda mi familia lleva el motor en la sangre y el Dakar siempre ha sido un sueño para mí», dice el que hace tiempo fue catalogado como el nuevo Mourinho. Otro de los «rookies» ilustres será Jonathan Barragán, estrella máxima del motocross que se atreve con el Dakar de la mano del Gas Gas Rally Team.
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