LaLiga Santander

El alto precio del descenso

Unos 40 millones iban a recibir Getafe y Rayo gracias al nuevo reparto de los derechos televisivos. La pérdida de categoría les dejará 13 del fondo de compensación y un futuro incierto en Segunda

El venezolano Miku consuela a Trashorras, capitán del Rayo, camino de los vestuarios. Su victoria ante el Levante fue inútil
El venezolano Miku consuela a Trashorras, capitán del Rayo, camino de los vestuarios. Su victoria ante el Levante fue inútillarazon

Unos 40 millones iban a recibir Getafe y Rayo gracias al nuevo reparto de los derechos televisivos. La pérdida de categoría les dejará 13 del fondo de compensación y un futuro incierto en Segunda

Las lágrimas se le saltaron a Paco Jémez mientras escuchaba a su hinchada cantar como si acabaran de ganar la Copa de Europa. Esnaider, recién llegado al Getafe, se sentó en la sala de prensa del Villamarín con la cara desencajada y los ojos húmedos. «Qué calor tengo», decía mientras se secaba la frente con la mano y trataba de explicar que estaba dolido por el comportamiento del Villarreal, pero que la culpa del descenso estaba en una malísima temporada propia. Rayo y Getafe, con su caída a la Segunda División, dejaron el domingo de gravitar alrededor de los dos grandes de la capital. Es difícil sobrevivir a la sombra del Madrid y el Atlético, pero mucho más sin los millones que el nuevo reparto de televisión va a traer a la Liga BBVA.

Se quedó el Sporting y no los dos madrileños, que perdieron una inyección de alrededor de 45 millones de euros (han recibido en torno a 20 este curso), lo que les habría permitido comprar en propiedad el estadio en el caso del Rayo, y reforzar el proyecto deportivo en el bando azulón. El fondo de compensación establecido para los casos de descenso es de unos 13 millones, otro mundo comparado con lo que podría haber sido de mantener la categoría. Este año, quedarse o bajar suponía tener el futuro asegurado o afrontar con agobios el reto de volver a subir enseguida.

Doce años en las nubes

Cuatro goles de Pachón en Tenerife colocaron al Getafe en Primera por primera vez en su historia y lo que parecía una excepción se convirtió en 12 temporadas en la élite, siendo ejemplo de planificación deportiva y el mejor escaparate para entrenadores (Quique Sánchez Flores, Laudrup, Schuster) y futbolistas (De la Red, Granero, Soldado...). Ángel Torres se empeñó en que era posible tener un proyecto modesto entre los grandes y consiguió alcanzar dos finales de Copa del Rey y que al majestuoso autobús del Bayern de Múnich le costara aparcar, por sus grandes dimensiones, en el parking del Alfonso Pérez. Aquella eliminatoria de cuartos de la UEFA marcó uno de los puntos culminantes de un equipo al que siempre se acusó de no tener afición. Precisamente ahí, en la falta de presión externa estaba su mejor virtud y uno de los defectos que le han condenado. La tranquilidad mediática y social con la que se puede trabajar en el Coliseum fue durante mucho tiempo la mejor atmósfera para que los canteranos más prometedores crecieran vestidos de azul. Getafe era el trampolín perfecto, en un negocio en el que todos salían favorecidos. Con la salida de pesos pesados del vestuario como Casquero y Belenguer, esta placidez se convirtió en una clara falta de autoexigencia. Ni en las buenas ni en las malas los jugadores se veían apretados por una Prensa incisiva o el acoso de la afición y el equipo se quedaba la mayor parte de cada temporada sin objetivos. El presidente quiso cambiar eso y devolver el buen juego con Fran Escribá, al que todos catalogaban como el técnico perfecto para un «proyecto medio» como el getafense. De entrenador revelación en el Elche ha pasado a ser la mayor decepción y la falta de cintura de la dirección deportiva para relevarlo hizo imposible la permanencia.

De vuelta al ascensor

En Vallecas tampoco sobra el dinero y, aunque llevaba cinco cursos en Primera, siempre se las apañó para subirse al ascensor después de caer. El Rayo sí tiene una afición de las que influyen en la vida del club y la masa social quiere que sea Paco Jémez el que los devuelva a su sitio. Este año no ha funcionado su filosofía tan bien como otras veces, ni ha sacado todo el jugo a la plantilla más corta de la categoría. Con el descenso tendrá que seguir viviendo de cesiones y jugadores a coste cero, en vez de poder elegir al futbolista que encabece su lista de refuerzos. Seguirán las estrecheces en Vallecas y Getafe, tapadas por la luz de los dos grandes.