Barcelona
El Barça de las mil caras
El Barça tendrá el sábado una oportunidad única para pasar a la historia. Si logra sumar los tres puntos en su visita al estadio Juegos del Mediterráneo de Almería, completará el mejor arranque liguero en la historia del club, con siete triunfos consecutivos para comenzar la competición. Cabe resaltar que puede ser el mejor inicio, y no el peor, ya que a tenor del debate que está generando en el entorno azulgrana el juego del equipo de Gerardo Martino, más de uno puede caer en el error.
El triunfo ante el Rayo Vallecano había dejado muchas dudas por la manera en que se consiguió, cediendo la posesión de la pelota al equipo de Paco Jémez. Pero el martes, ante la Real Sociedad, el conjunto azulgrana recuperó por momentos su mejor juego, quitando hierro al debate creado. El Tata no se cansa de reiterar que el estilo es intocable, pero ha confesado en varias ocasiones que ha variado el guión según las características del rival, como fue en el caso de Vallecas.
Aún es pronto para sacar demasiadas conclusiones del trabajo de Martino, pero está convirtiendo al Barcelona en un equipo imprevisible. Durante las últimas y exitosas temporadas, los azulgrana han jugado igual sin importar quién hubiera enfrente. «Quizás nos hemos convertido en previsibles», confesaba Piqué hace poco. El Tata está intentando cambiar eso. Buena prueba de las variantes que está probando son los once goleadores diferentes que suma el Bar-ça en partidos oficiales. Marcan desde los centrales hasta los delanteros, pasando por el centro del campo. Los rivales ya no tienen tan claro a quién parar.
El pasado martes, el Camp Nou se sorprendió cuando en la recta final del partido el cuarto árbitro levantó la pizarra electrónica con el número diez, mientras Sergi Roberto esperaba en la banda. Con el partido decidido, Martino decidió cambiar a Leo Messi, que aceptó la decisión con resignación y hasta con un punto de indignación. A ningún futbolista le gusta ser sustituido y menos, al mejor del mundo. La decisión del técnico también supone un cambio respecto a la manera de actuar de sus predecesores. Con Pep Guardiola y Tito Vilanova en el banquillo, Messi era intocable y acababa siempre los partidos, aunque muchos estuvieran más que sentenciados. Martino quiere que Leo llegue en un estado óptimo de forma al tramo final de temporada y no se cortará a la hora de cambiarlo. «Le sustituiré siempre que el partido me lo permita, lo voy a cuidar», razona.
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