Boxeo
El boxeo no era esto
El combate de esta madrugada entre Mayweather y el luchador de artes marciales mixtas Conor McGregor indigna a los puristas del ring, pero mueve cifras millonarias en apuestas y derechos de televisión
El combate de esta madrugada entre Mayweather y el luchador de artes marciales mixtas Conor McGregor indigna a los puristas del ring, pero mueve cifras millonarias en apuestas y derechos de televisión.
En el viejo Campo del Gas, el Atapuerca de los deportes de contacto en España, convivían los combates de boxeo entre los mejores púgiles de la época con el espectáculo de la lucha libre. Cada modalidad tenía su espacio y los espectadores, que podían comprar un sorbo de agua del botijo por unos cuantos céntimos de peseta, sabían diferenciar lo que estaban presenciando en cada momento. Lo de esta noche en Las Vegas, la pelea entre Floyd Mayweather y Conor McGregor, es un híbrido que escuece en las heridas de los amantes del boxeo y, al mismo tiempo, un negocio tan sabroso que nadie podía evitar en nombre del romanticismo.
Nada se podrá comprar esta noche en el T-Mobile Arena por unos cuantos céntimos, todo cuesta miles de euros, como las entradas (de 1.440 a 16.000), todavía disponibles por si alguien se anima a última hora. Cien dólares cuesta verlo en «Pay per View» en calidad HD, y en España por doce euros se puede disfrutar del espectáculo por Internet. A pesar de las críticas nadie se lo quiere perder, porque la monstruosa campaña de marketing previa hace que la curiosidad se multiplique según se acerca el día.
Puede que este reto entre un boxeador y un luchador de artes marciales sea la evolución lógica y casi obligada para un deporte que ha ido perdiendo seguidores y presencia mediática. Más allá de las grandes noches de Pacquiao y del propio Floyd, las veladas de boxeo se han convertido en pequeñas reuniones impulsadas desde los gimnasios que todavía buscan chavales con oro en los puños. Quizá la solución sea ofrecer más espectáculo y esto es lo que se espera esta noche en Las Vegas, una ciudad que nunca cierra. Siempre hay un camarero dispuesto a poner una copa si hay un cliente que la pide y lo mismo si se trata de jugar a la ruleta o a los dados. Las diez de la noche es igual de buena hora que las siete de la mañana para gastarse el dinero.
En el T-Mobile Arena, un recinto multiusos de reciente construcción y que nunca tendrá el sabor añejo de aquellas veladas en el MGM Grand Garden o el Caesar’s Palace, hoy hay un combate (¿de boxeo?) y en las próximas semanas, un concierto de Alejandro Fernández, otro de los Depeche Mode y partidos de pretemporada de la NBA y de la NHL. Todo cabe en Las Vegas si se pueden vender entradas y apostar sobre el resultado final.
La pelea del billón de dólares, como ya se conoce a la de esta noche, espera batir todos los récords de pago por visión y también de recaudación en las apuestas, donde se paga mucho más cara la victoria de McGregor que la de Mayweather, aunque curiosamente, la victoria por KO en el primer asalto del irlandés era más barata que la de Floyd. ¿La razón? Quizá los apostantes crean que el directo de izquierda del peleador de Muay Thai, su juventud y su rapidez puedan sorprender en los primeros tres minutos (ver gráfico). Según avancen los asaltos, sus opciones se reducen, aunque hay teorías para todos los gustos.
Las reglas son las del boxeo, así que McGregor, estrella máxima de la MMA, no podrá usar los codos, ni dar patadas ni rodillazos, como sí está permitido en su deporte. Él acepta el reto y asegura que jubilará al viejo Floyd, que vuelve con 40 años y después de casi dos retirado para poner en riesgo su inmaculado palmarés de 49 victorias. Ni todo el dinero del mundo (100-150 millones de dólares va a cobrar) compensaría... o sí, perder su primera pelea en un experimento extraño, después de haber ganado a los mejores de esta época.
Ha podido con De la Hoya, con Cotto, con Pacquiao, con Maidana y con Canelo, entre otros, que precisamente en menos de un mes va a pelear en el mismo escenario con Golovkin. Una pelea que sí esperan ansiosos los seguidores de siempre e impulsada por la HBO, según cuentan, el mayor enemigo de Mayweather, con quien rompió para convertirse en su propio promotor.
El objetivo de Floyd con este combate ante McGregor es, también, eclipsar la promoción de la velada de la HBO del mes que viene para hacerles perder parte del dinero que ellos no le dejaron ganar cuando ya era una estrella pero no tan rico como ahora.
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