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El último esprint de Pistorius
El atleta rompió a llorar al conocer que está acusado formalmente del asesinato de su novia, Reeva Steenkamp adelantaron a los andaluces en el primer tiempo
LONDRES- El atleta surafricano Oscar Pistorius supo ayer que podría ser condenado a cadena perpetua en caso de que finalmente le declaren culpable del asesinato de su novia, la modelo Reeva Steenkamp, en un juicio que comenzará el próximo 3 de marzo. El velocista, el primero con las dos piernas amputadas en participar en unos Juegos Olímpicos, acudió al tribunal de Pretoria para conocer los cargos de la Fiscalía acompañado por su familia. El destino quiso que la vista se celebrara en el que habría sido el 30 cumpleaños de su pareja, una fecha muy señalada para los padres de la modelo, que también quisieron estar presentes en la sala. Al conocer los cargos, el atleta rompió a llorar. Minutos antes de que empezara la sesión, Pistorius, que acudió vestido con un traje oscuro y sobrio, había cogido la mano de sus hermanos para comenzar a rezar.
En la sala también se encontraban ayer los familiares de la mejor amiga de la víctima, los Myers. Éstos están llamados a declarar junto a un centenar de testigos convocados por la Fiscalía. Médicos, expertos en balística y forenses también figuran en la lista de las 107 personas que deberán testificar hasta el próximo 20 de marzo ante el Tribunal Superior. La sentencia podría conocerse, por tanto, tan sólo semanas después del primer aniversario de la muerte de la modelo. Fue la madrugada del pasado Día de San Valentín, cuando el cuerpo de Steenkamp, de 29 años, fue encontrado sin vida con varios disparos en la casa del atleta. El corredor ha confesado que disparó al confundirla con un intruso que había entrado en su domicilio. «Disparé un tiro –recalcó el velocista– y le grité a Reeva que llamara la Policía, pero al regresar a la cama ella no estaba allí». El escrito de la Fiscalía mantiene, sin embargo, que Pistorius mató a su pareja de forma premeditada, y además suma el delito de tenencia ilegal de armas. El pasado mes de marzo, tras pagar una fianza de 85.000 euros, el juez Desmond Fair evitó que el atleta fuera a la cárcel. Pero a cambio le impuso una serie de prohibiciones, entre las que estaba acercarse a su casa, hablar con testigos, consumir alcohol y manejar armas de fuego, una de sus grandes pasiones. Más tarde, el Tribunal Superior de Pretoria decidió suavizar las condiciones, una vez que el magistrado Bert Bam no encontrase ningún motivo por el que debería prohibirle salir del país para competir en el extranjero. El surafricano seguirá en libertad provisional hasta el juicio. Al finalizar la vista de ayer, que no duró más de 15 minutos, el atleta fue abrazado por su familia y juntos fueron escoltados fuera del juzgado por una veintena de agentes en medio de una gran expectación.
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