El último show de Bolt

El atleta jamaicano luchará hoy por el oro en los 100 metros del Mundial en su última carrera individual antes de retirarse. El jueves, el relevo 4x100.

«One love, one heart, let’s get together and feel all right» (Un amor, un corazón, vamos a juntarnos y sentirnos bien). Con los versos de Bob Marley celebró Usain Bolt su primera medalla de oro en los Juegos de Río. Detrás de esa canción se esconde la forma de vida de un atleta que está a punto de decir adiós en el Mundial de Londres. Marley y Bolt son los dos jamaicanos más universales, porque lo que hace el velocista va mucho más allá de lo que sucede en las pistas. Es la imagen del atletismo actual y la capital de Inglaterra busca a su sustituto. Todos apuntan directamente al surafricano Van Niekerk que, después de superar hace un año el récord del mundo de 400 de Michael Johnson, persigue romper la barrera de los 43 segundos en la vuelta entera al estadio y hacer doblete con el 200. Van Niekerk, que ha entrenado unos meses con Bolt en Kingston, como el año pasado, es diferente al jamaicano. Pasa inadvertido, mientras Usain hace ruido allá por donde va. Es fácil saber cuándo llega a la zona de entrenamiento porque lo hace montándola con todo su séquito. Con el entrenador, el fisio, va gritando, bromea, saluda a la cámara... Cada carrera es un show, pero detrás de tanta, en apariencia, despreocupación hay una forma de concentrarse. Después destroza a sus rivales en la recta.

No vive con melancolía su última vez, y su llegada a Londres se produce con un aire de misterio. Ya le pasó lo mismo allí en 2012, antes de los Juegos, cuando parecía justo de preparación. Ahora, ha tenido los eternos problemas de espalda y hace meses se murió un amigo suyo, ex atleta y medallista olímpico Germain Mason, lo que le dejó un tiempo sin entrenar. Apenas se le ha visto en la temporada: tres carreras de 100 (al 200 ha renunciado, aunque sí correrá el 4x100) y sólo en una bajó de los 10 segundos, en Mónaco (9.95). ¿Le ganarán por fin? Fue la pregunta en 2012, que hoy se repite. Pero en el hectómetro nadie lo ha hecho en una gran cita. Sólo en el Mundial de Daegu, en 2011, se adelantó al disparo y fue descalificado. «Quiero volver a leer la portada: “Bolt, imbatible”», ha asegurado. No va a batir su récord del mundo (9,58, de 2009), pero sigue siendo el más rápido. La baja del canadiense De Grasse le allana el camino. En las series de ayer pasó sin apuros. Sin forzar, con esa superioridad que sólo se le ha visto a él en un distancia tan corta, se metió en semifinales. Llegó al estadio con unas zapatillas doradas y moradas, miró a la cámara, hizo sus gestos salió mal y ganó bien. «Tropecé con los tacos. No ha sido una gran carrera. No corrí con la fluidez de otras veces», dijo para mantener la duda en el ambiente.