LaLiga Santander
De la alegría a la agonía
Morales, el delantero del Levante, buscó el palo más cercano, para soprender a Courtois cuando todo el mundo esperaba un pase y el balón dio a la red...Por fuera. El alivio es eso, lo que sintió todo el madridismo en esa jugada: ese relax cuando pasa todo el miedo. Antes Courtois había salvado con una parada otra ocasión del Levante. Era casi inverosímil que el conjunto de Paco López estuviera tan cerca de empatar un partido en el que no dio noticias durante toda la primera parte. Porque antes del descanso, el Real Madrid fue una fiesta: descubrió la alegría, ésa que tanto buscaba desde el principo de temporada. Fue un equipo superior, feliz, con alternativas y que en otro momento, hubiese cerrado el choque: tres cero a favor en el Bernabéu: nada más que contar, eso es lo más parecido al fin de la historia, que predijo Fukuyama.
Pero, ahora, claro, sabemos que Fukuyama se equivocó terriblemente y la historia aún tenía muchas cosas que contar y no especialmente agradables, por lo que estamos viendo. Y también el Levante aún quería decir algo. El Madrid se relajó en exceso, puso algo de su atención en París y tuvo los errores acostumbrados atrás. Casi lo paga muy caro. Ganó, apurado, pero no pudo contar el partido contra el Levante como el golpe en la mesa con la que espantar los fantasmas y cambiar la manera de mirar al futuro.
Durante ese primer tiempo, el conjunto de Zidane, con Karim Benzema a la cabeza, en un momento espléndido y con James acompañándole, protagonizó los mejores minutos de la temporada. Fue un equipo alegre, sin peso por fin, rápido, presionando arriba y marcando. Había vuelto el optimismo. Fue el conjunto que se quiere ver, dominante, sin bajones y llegando al área de diversas formas, no sólo con balones al área. Zidane dejó a Hazard en el banquillo porque quiere que vaya cogiendo minutos poco a poco y esperó a la segunda mitad. Lucas Vázquez y Vinicius acompañaban a Benzema arriba y todo funcionó a la perfección.
Los laterales, Carvajal y Marcelo volvieron a participar en el juego de ataque y para el Levante, con cinco atrás, fue imposible descifrar al Real Madrid. Cuando la pelota llegaba a Karim, además, nadie sospechaba el paso siguiente, pero sí se conocía a la perfección que iba a hacer daño al rival. El francés hizo dos goles, el primero de cabeza, tras un fantástico pase de Carvajal y el segundo, tras una asistencia de James, pero cada vez que tocó el balón fue un acontecimiento. Vinicius recuperó las viejas sensaciones y Lucas Vázquez, quizá uno de los jugadores que más tiempo pasa en la diana de los críticos, recibió los aplausos sinceros de la grada. Los goles caían, el Levante no pasaba del centro del campo gracias a la presión alta y al trabajo de Casemrio. Y todo parecía ir bien, muy bien, al fin.
Pero no, que no hay felicidad completa y no es fácil recuperarse de lo que sucedió el año pasado y ese miedo que aún está en la piel y salta enseguida. Se necesita más tiempo, más minutos, más olvido y más victorias. Se necesitan segundas partes distintas a la vista contra el Levante. El Real Madrid fue ya a otro ritmo, más tranquilo y casi sin querer, se metió en un lío. Hizo un gol Mayoral, el ex madridista, que no celebró, pero no pareció preocupante, aunque se empezaba a notar el cansancio. Casemiro fue cambiado para que descanse pensando en París y Militao saltó al campo pensando en lo mismo. También Hazard, que recibió una ovación tremenda. El Madrid se destensó: Benzema seguía haciendo maravillas, pero el equipo no llegaba con tanta fluidez. Marcó Vinicius tras unos rechaces, pero el VAR, tras lo que debió ser una larga deliberación, lo anuló.
Y Melero, de cabeza, hizo el segundo. De repente, ahí estaba el Levante y ahí estaban los fantasmas. Vinicius volvia a fallar remates y el público encontraba en Lucas Vázquez su enemigo favorito. La alegría de la salida de Hazard y las cosas que hizo no despejaron el miedo. No acabó el Real Madrid un par de ocasiones y eso agudizó el temor. No es fácil dejarlo atrás. Hay que ser constante en la alegría y en el fútbol. Le cuesta al Real Madrid, incluso cuando invite tanto al optimismo como hizo durante muchos minutos del partido. El Levante creyó porque lo tenía cerca y el Bernabéu tembló. Apareció Courtois y Morales remató a la red. Pero por fuera.
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