Hungría
Guerra en Ferrari
La visita que Luis García Abad, representante de Fernando Alonso, realizó el pasado viernes a Christian Horner, jefe de equipo de Red Bull en el «motorhome» del equipo energético en Hungría, disparó toda la rumorología posible en torno al piloto español y su futuro más inmediato. El pobre rendimiento del Ferrari y el hecho de que, probablemente, el asturiano firmará cuatro temporadas en la escudería sin un solo título han puesto a Alonso en el centro de todas las especulaciones. Lo cierto es que García Abad iba acompañado de Carlos Sainz –muy vinculado a Red Bull en los últimos años debido a su participación en el Dakar con Volkswagen y su colaboración en el desarrollo del coche de rallyes de la misma marca que patrocina la bebida–, y ambos querían intercambiar impresiones con Horner después de que Sainz junior se subiera por primera vez a un F-1 la pasada semana, precisamente en dos monoplazas de la escudería austríaca. Todo apunta a que el objetivo era más ambicioso que un simple comentario y García Abad, que también representa al hijo de Sainz y miraba por sus intereses, buscaba un acuerdo para subirle en un Toro Rosso.
Los rumores en torno a Alonso y las críticas al rendimiento del F138 han generado malestar en Ferrari. El propio presidente, Luca di Montezemolo, señaló ayer públicamente que había hablado con el español y le había advertido que «a todos los grandes campeones que han pilotado para Ferrari siempre se les ha pedido que antepusieran los intereses del equipo a los personales. Es el momento de mantener la calma, evitar polémicas y aportar con humildad y determinación la contribución de cada uno, estando cerca, en la pista y fuera de ella, del equipo y sus hombres», terminó.
A pesar de todos los conflictos, las posibilidades de Alonso de cambiar de escudería son muy remotas y desaconsejables. Habitar en un mismo equipo con Sebastian Vettel parece imposible, regresar a McLaren no es lo mejor, ir a Mercedes con Hamilton tampoco y volver a Lotus sería un paso atrás. El español tiene contrato con Ferrari hasta 2016 y todo esto recuerda a la situación vivida por Alain Prost en 1991. El galo llegó con tres títulos en el bolsillo y harto de la escasa progresión del coche criticó hasta provocar su despido. Se fue a Williams y logró su cuarta corona. En 2014 todo cambia en la F-1 y Ferrari no parte precisamente como favorita.
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