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El Barcelona saca ante el Villarreal un triunfo que no mereció (1-3)

Tras unos buenos 20 minutos iniciales, los azulgrana fueron superados por todo por el Villarreal, que perdonó sus goles a favor, regaló los que concedió y pidió un penalti de Piqué

El fútbol a veces son detalles, cuestiones pequeñas, acierto de cara a gol... No es el Barcelona un equipo que suela recurrir a esos tópicos, allí se habla más de juego, de superar al rival y ganar a partir de ahí. Pero el Villarreal jugó mejor al fútbol que los azulgrana durante más rato y no supo rematar. Así de sencillo. Y los detalles, esta vez, se pusieron de cara de los barcelonistas, que se llevaron un triunfo cuando lo visto en el terreno de juego parecía indicar que el empate ya era un premio excesivo. Los errores de los amarillos en los últimos instantes fueron castigados y el Barça logró su primer triunfo a domicilio. Tampoco está para desaprovechar regalos, pero sí tiene que pensar que la flor con la que dicen que ha llegado Xavi no es eterna. El propio técnico fue coherente con sus ideas: “Hemos tenido suerte”, dijo al final. “El Villarreal no ha merecido perder”, añadió.

Comenzó el partido sin tregua. Si Xavi pedía atrevimiento a sus jugadores, Abde atrapó la primera pelota y se fue a por Pedraza y lo regateó, y lo intentó a la siguiente y a la siguiente y cabeceó para que Rulli hiciera un paradón, mientras en el otro área Eric García «pasaba» un balón a Danjuma, que chutó y se encontró... Con la mano de Piqué, en la acción más polémica del partido porque el árbitro Soto Grado no lo pitó y en el VAR no lo corrigieron. Había arrancado bien el Barcelona para no dar la razón a su técnico: dijo que más que gol, faltaba atrevimiento, último pase, pero De Jong, al que siempre encontraban liberado, sí filtró un par de caramelos que Memphis mandó fuera, más un balón a poste de Gavi. Generó suficiente para marcar, no lo logró, y el Villarreal empezó a hacerse con el mando.

El equipo amarillo jugó valiente presionando arriba y no dejaba salir a su rival. Además, encontró el espacio en su lado izquierdo. Abde en ataque es peligroso, pero tenía que defender las subidas de Pedraza y siempre perdía esa pelea, con Eric García despistado y Danjuma también creando peligro por ahí. Si no hubiera sido por las correcciones de Araujo, seguramente el equipo de Emery hubiera encontrado más premio. Pese a todo, también creó las acciones suficientes para marcar: un mano a mano clarísimo de Danjuma que paró Ter Stegen, un cabezazo fuera de Pau Torres... Sobre la marcha dio la vuelta a la situación ante un rival que no encontraba la manera de jugar. Fueron los peores minutos del Barça de Xavi desde que llegó el técnico al banquillo.

Lo que cambió en el comienzo de la segunda mitad fue que la primera que tuvo el Barcelona fue para dentro. De nuevo todo empezó en Abde, que volvió al uno contra uno diabólico para centrar y que el contracentro desde el otro lado de Alba lo terminara rematando De Jong tras un primer intento de Memphis. Las líneas del VAR dieron gol por milímetros. El tanto descolocó durante un rato al equipo amarillo, pero el partido no tardó en volver donde antes. No salía el Barcelona de la presión de su rival y la acababa tirando en largo hasta la desesperación. Las prestaciones como equipo de los azulgrana fueron malas cuando se encontró con el primer oponente que le quiso discutir la pelota.

Al Villarreal también le cuesta marcar, y más con la baja de Gerard Moreno, y eso le penaliza. Lo probó Trigueros y acertó por fin Chukwueze, que había entrado para montar la revolución. En un saque a favor del Barça, llegó el tanto en contra en una acción en la que todos los barcelonistas fueron llegando tarde ante Trigueros, Danjuma y el ejecutor. Mereció el empate el Villarreal.

En el Barcelona ya estaba Dembélé en el campo, pero sin dominio, corría para atrás más que para adelante. El arreón de los locales continuó y la tuvieron Trigueros, Danjuma... Era un caos el Barça, pero un regalo de Estupiñán tras un pase directo de Ter Stegen dejó a Memphis con la opción de marcar y lo hizo. Coutinho, de penalti, siguió regando la flor con la que Xavi ha llegado al Camp Nou.

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