Sevilla F.C.
4-0. El Valencia agrava la mala semana del Sevilla
El esfuerzo de Moscú lastra al Sevilla y el descanso entre semana hace volar al Valencia. Recital de Guedes con dos goles
El esfuerzo de Moscú lastra al Sevilla y el descanso entre semana hace volar al Valencia. Recital de Guedes con dos goles.
Burgueses con anhelos de aristocracia, Valencia y Sevilla, son habituales animadores de la Liga en el siglo XXI, y por eso han desarrollado una rivalidad encendida que ayer vivió otro episodio vibrante y feroz, como ya es tradición. Ganaron los levantinos, que ahora mismo están mejor que los andaluces y cunde la sospecha de que también son mejores en general. O como poco, Marcelino ha tardado menos que Berizzo en armar su proyecto. Veremos si al argentino le da tiempo porque, tras una semana «horribilis» de tres derrotas, su cabeza huele a pólvora.
El Valencia ha encontrado una joya con Guedes, una de esas oportunidades de mercado que hay que saber pescar. Cuando la primera parte, meteórica debido al ritmo imprimido por los contendientes, galopaba hacia el final, el portugués tiró de riñones para convertir una acción estática en contragolpe, llegó asfixiado al borde del área, o eso parecía, y en vez de definir con la izquierda, secó a Kjaer con un recorte; Pizarro escoltaba al danés y vio quebrada su cintura con otra finta. Ahora sí, el camino estaba despejado, pero había que burlar a Sergio Rico, incapaz de detener el misil a la escuadra que largó con la derecha. Excepcional.
El gol era el premio para un Valencia mejor que su rival en un primer periodo jugado lealmente, a pecho descubierto, por los dos equipos, aunque la frescura de los locales terminó por inclinar el campo hacia la portería sevillista. Habían empezado alegres los de Berizzo, con un par de llegadas de Muriel bastante peligrosas. ¿Sería, al fin, el despertar del Sevilla? Era Mestalla un mal bálsamo, porque allí mora un equipo deseoso de recuperar los años perdidos y que aprovechará este curso ayuno de compromisos europeos para asfixiar a sus visitantes más encopetados, que suelen acusar la concatenación de esfuerzos. Así vivió el Chelsea la pasada temporada y levantó la Premier.
Zaza le volvió a sacar los colores a Kjaer en la reanudación. Su maniobra de espaldas anuló al nórdico, que le hizo sitio para que marcase con un remate raso. Con casi todo perdido, quizá para desmentir a quienes lo acusan de falta de carácter, el Sevilla se aplicó en varias jugadas de ataque lo habrían metido en el partido de haber prosperado las aproximaciones de Corchia, Sarabia y un Muriel que empieza a estar desesperado y a ser desesperante. Pero como la puntería no acompaña, lo que llegó fue la puntilla de Santi Mina y Guedes. Se cerraba otro marcador duro, indicativo de que tal vez se avecinen tiempos duros en el Sánchez Pizjuán.
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